La bajeza moral de este desagradable Gobierno, liderado por un absoluto impresentable, traspasa todos los límites.
Intentar meter baza e influir en las decisiones del Poder Judicial, pretendiendo condicionar las sentencias a los políticos presos que han articulado, organizado y puesto en marcha el Golpe de Estado del año pasado, es indecente.
Solo en un país como el nuestro, gobernado por un cantamañanas mediocre que desconoce cuántas veces más deberá bajarse los pantalones para tener contentos a quienes le auparon al poder, se puede dar un nivel tan vergonzante de permisividad y de acomplejamiento en la toma de decisiones favorables a España y los españoles.
Esto es un pitorreo y sentimos mucha pena viendo la venta de la nación, por parte de sus actuales gobernantes, estando en manos de populistas de palacete y de separatistas.
Pero, pese a lo desmoralizador del Poder Ejecutivo, seguimos confiando en que los jueces sean incorruptibles y sentencien atendiendo a criterios constitucionales, sin complejos ni ataduras. Debemos mantener la esperanza en su profesionalidad, obviando y dejando de lado directrices llegadas de los que, más que nos pese, representan hoy algo tan digno y respetable como debería ser el “Gobierno de España”.
El insulto que supone a los patriotas españoles el mero hecho de que se valore como opción el indulto a los líderes secesionistas, dando por supuesto que el que calla otorga, así como trabajar entre bambalinas para minimizar los costes de la insurrección golpista, es incalificable.
Con todo lo que ha sido el PSOE, es denigrante ver como se arrastra aceptando todo lo que el separatismo pide, con el único objetivo de mantener un precario gobierno, siendo lacayos y bufones de los que aparentan estar encarcelados. ¿No le valdría más la pena convocar elecciones?
Si no reaccionamos pronto defendiendo al país, aglutinando a los partidos que defienden la vigencia de nuestra legalidad constitucional, con penas de cárcel acordes a lo que realmente merecen los golpistas y, muy importante, devolviendo competencias básicas a manos del Estado, la insurrección secesionista vuelve a ser cuestión de tiempo. Lo que no han conseguido a la primera lo pueden alcanzar en ulteriores intentonas, de seguir disponiendo de las aulas, los medios de comunicación y la policía, como herramientas para su fin.
El tiempo corre en nuestra contra. Año a año, curso a curso, y tras cada día de emisión de los medios del Régimen, se incrementan los adeptos mentalizados y adoctrinados.
Urge encontrar equilibrios y poner en marcha la acción política conjunta, poniendo en valor y como prioridad lo que a todos nos une.
Por Javier Megino
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