
Sílvia Orriols ha puesto en marcha la siguiente fase de su estrategia política: conquistar el área metropolitana de Barcelona. Tras consolidar su influencia en la Cataluña interior, la líder de Aliança Catalana quiere dar el salto a la capital y sus alrededores, donde ya empieza a ganar visibilidad y presencia territorial.
El partido ha comenzado a montar su nueva sede en pleno Ensanche barcelonés, un paso simbólico y estratégico que confirma sus ambiciones de crecimiento más allá de su feudo en Ripoll. Esta nueva base operativa servirá como centro de coordinación para las actividades en la capital y los municipios del cinturón metropolitano, donde la formación busca hacerse un hueco entre los votantes desencantados con los partidos tradicionales.
Las últimas encuestas ya apuntan a que Aliança Catalana podría obtener representación en Barcelona ciudad en unos futuros comicios municipales. Aunque los sondeos aún son preliminares, el simple hecho de aparecer en ellos refleja el aumento de notoriedad de Orriols, que ha sabido conectar con una parte del electorado que se siente desatendida por el separatismo clásico y preocupada por temas como la inseguridad o la inmigración irregular.
El pasado fin de semana, el partido intensificó su actividad con carpas informativas en Barcelona, Esplugues de Llobregat, Sabadell y Granollers. Según fuentes de la formación, la respuesta ciudadana fue “positiva y creciente”, especialmente en zonas donde el discurso sobre la delincuencia y la gestión local despierta inquietud. Estas acciones se repetirán semanalmente en distintas poblaciones del área metropolitana.
Orriols pretende ampliar su base política trasladando su mensaje más allá de la Cataluña rural, donde hasta ahora había tenido su principal caladero de votos. Su objetivo es demostrar que su proyecto no es un fenómeno aislado, sino una alternativa que también puede arraigar en las grandes ciudades catalanas.
El discurso de Aliança Catalana se centra en dos ejes: el separatismo hispanófobo y la seguridad. En el primero, Orriols intenta presentarse como la voz “coherente y sin concesiones” del independentismo; en el segundo, explota un relato de firmeza frente a la delincuencia y la inmigración irregular que busca atraer a un perfil de votante más transversal y crítico con la gestión actual de las administraciones.
Su salto al área metropolitana supone un desafío para el resto de formaciones, especialmente para Junts y Esquerra, que ven cómo Aliança Catalana intenta ocupar un espacio donde hasta ahora Orriols no había logrado consolidarse. La estrategia de esta formación combina presencia física, actividad en redes y un discurso emocional que intenta conectar con la desafección creciente en los barrios.
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