Gràcies a tothom que avui ha compartit idees, inquietuds i propostes durant la jornada “Junts s’explica a peu de carrer”! Continuem treballant junts per un país millor. pic.twitter.com/itIU3gOVz3
— Junts per Catalunya (@JuntsXCat) November 8, 2025
Junts per Catalunya intentó este pasado sábado dar un golpe de efecto para frenar el crecimiento de Aliança Catalana, el partido liderado por Sílvia Orriols que sigue ganando terreno en el ámbito municipal y en las encuestas. Para ello, los de Carles Puigdemont desplegaron un centenar de carpas informativas en distintos puntos de Cataluña. Sin embargo, la iniciativa no tuvo el eco esperado.
El digital E-notícies informó que «en algunos municipios del Alt Empordà, como L’Escala o Llançà, las carpas se cancelaron alegando previsión de lluvia, aunque finalmente el tiempo fue estable. En Castelldefels, directamente no llegó a montarse el punto informativo. Las imágenes que circularon en redes mostraban calles vacías y militantes repartiendo folletos a transeúntes desinteresados».
La movilización, pensada como una demostración de fuerza y proximidad con la ciudadanía, se topó con una realidad fría: escasa afluencia de vecinos y poco interés mediático. A lo largo del día, las imágenes difundidas en redes mostraban carpas semivacías y un ambiente muy alejado de la movilización que Junts esperaba generar. El contraste con la actividad digital de Aliança Catalana, cada vez más visible y viral, fue evidente.
Según fuentes internas del partido, la acción pretendía “reconectar con la base independentista” y transmitir un mensaje de unidad y gestión responsable frente al discurso más radical de Orriols. No obstante, varios alcaldes y dirigentes locales reconocen que el movimiento llegó tarde y sin una narrativa clara que entusiasme a los votantes desencantados.
El temor dentro de Junts es palpable. Muchos cargos municipales advierten de que la fuga de votos hacia Aliança Catalana no es un fenómeno aislado ni pasajero, sino una tendencia creciente en varias comarcas. La formación de Orriols ha sabido capitalizar el descontento con los partidos tradicionales del independentismo y presentarse como una alternativa “auténtica” y sin complejos.
Mientras tanto, en Junts crecen las voces que reclaman una estrategia más profunda y sostenida, no limitada a gestos puntuales, y que el alejamiento del PSOE sea real, y no solo una apariencia de ruptura. La sensación general es que montar cien carpas un solo día, o montar una rueda de prensa para simular alejarse del PSOE, no basta para revertir meses de desgaste ni para competir con la capacidad de movilización digital de sus adversarios.
En paralelo, Aliança Catalana sigue ganando notoriedad en redes sociales y en la calle, con un discurso que mezcla soberanismo radical rozando la hispanofobia y seguridad ciudadana, dos temas que Junts no ha sabido monopolizar. En varias localidades del interior, los alcaldes temen que la ola de Orriols termine consolidándose si el partido no reacciona con propuestas concretas y una renovación visible.
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