Desde hace tiempo se ha venido hablando de la “sociovergencia” local entre el PSC y Junts. A nivel municipal, los hechos evidencian que, pese al discurso de ruptura de Junts con los socialistas —y a nivel estatal incluso con el Gobierno—, ese partido continúa gobernando junto al PSC en decenas de ayuntamientos. Según un artículo reciente publicado en el digital ‘El Debate’ Junts mantiene pactos con los socialistas en unos 60 municipios a pesar de haber roto con Sánchez.
El discurso de Junts insiste en que el PSC representa la “desnacionalización de las instituciones catalanas” y que no cabe alianza con ellos en el ámbito autonómico o estatal. Sin embargo, en lo municipal la realidad muestra un doble juego: por un lado se dice romper; por otro, se pacta. Esto plantea una evidente contradicción ética y política en la estrategia de Junts.
Por ejemplo, en el municipio de La Roca del Vallès (Barcelona), gobernado por Junts con seis regidores de 17, se mantiene el apoyo del PSC para sostener la alcaldía. También en Gavà la alcaldesa del PSC, con 10 regidores, pactó con Junts per Gavà (un solo regidor) para conseguir la mayoría absoluta. Dichos casos ilustran que el pacto no es anecdótico sino estructural.
La cuestión es que mientras Junts alza la bandera de la pureza ideológica, de romper con el “régimen del 155” y de no ceder ante los socialistas, en la práctica local se recurre al PSC para asegurar el gobierno municipal. Un doble discurso que puede interpretarse como oportunismo político: se admite la colaboración cuando interesa, pero se desmarca retóricamente cuando conviene.
Desde el PSC también hay incomodidad. Como señalan medios catalanes, los socialistas han permitido que Junts alcance más alcaldías gracias a los concejales socialistas que los socialistas mismos por sus pactos. Esa dependencia evidencia cómo el PSC consolida su control local pero, paradójicamente, se convierte además en garantía de estabilidad para un socio que lo ataca públicamente.
Para Junts, la apuesta local sigue siendo estratégica: los municipios constituyen su “fuerza principal”, reconocen sus propios cargos internos, pese a que la dirección del partido se muestre más beligerante en los niveles autonómico y a nivel nacional. Una prueba más de que el ‘plante’ de Junts es puro postureo político. No hay voluntad de una ruptura real con los socialistas.
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