Ángeles Ribes y Sergio Fidalgo participaron este lunes en ‘Ho tornarem a fer’ (pueden ver este espacio en el vídeo que encabeza esta pieza) y comentaron el fracaso de UGT y CC.OO en la manifestación que organizaron este domingo en Barcelona contra el PP y el resto de partidos que se oponen al Gobierno de Sánchez. Solo acudieron unas doscientas personas.
Sobre el bando que Jaume Collboni ha publicado solo en catalán – ignorando al castellano, la lengua más hablada por los barceloneses – en varios diarios informando de la nueva ordenanza municipal de circulación, Ribes le ha recordado que «el alcalde de Barcelona debe andarse con cuidado con este tipo de actuaciones, porque esta ordenanza incluye multas, y cualquier multa o impuesto que no se envíe también en español se puede recurrir y es nula. Por eso las señales de zona azul muchos ayuntamientos también la ponen en los dos idiomas, y lo mismo cuando te mandan una sanción para que la pagues. Seguro que Collboni sí usará el español cuando mande las multas de esta nueva ordenanza».
Ambos comentaron la campaña de firmas que Convivencia Cívica Catalana ha iniciado para conseguir que la calle Sabino Arana, en Barcelona, pase a llamarse Miguel Ángel Blanco. En esta web tienen más información de esta campaña por si desean firmar o si desean colaborar de alguna manera. Sabino Arana, que fundó el PNV, es un personaje histórico siniestro, que defendió ideas racistas, machistas y supremacistas.
También hablaron sobre la preocupación de Junts por el auge de Alianza Catalana, el partido que lidera la alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols. El separatismo ha radicalizado tanto a parte de la ciudadanía de Cataluña que un discurso radical como el de Orriols, pero que suena a «auténtico» y «novedoso» para un sector del electorado, está calando.
«El voto a Alianza Catalana es una mezcla de voto en contra de los que están y también ‘a favor de’ su proyecto. Tiene a convencidos en los que ha generado un sentimiento de ilusión entre separatistas que quieren un cambio. Pero también de los que están hartos de Puigdemont, de la CUP y de Esquerra y sus montajes. Además, está cogiendo fuerza en el voto rural, y ese voto acostumbra a tener más peso que el urbano a la hora de repartir los escaños», apuntó Ribes.
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