De todos es sabida esa entrañable tradición litoral en Catalunya de la ‘cantada de havaneres’, recordando los viajes y amores de los indianos catalanes en Cuba; lógicamente en ello había un trasfondo colonial y económico, que no podemos desarrollar aquí.
Pero, tras lo histórico del asunto, hay una casuística más cercana a la actualidad, que viene a colación del hecho del derribo y la eliminación del monumento a Antonio López, al final de la Vía Layetana, entre el edificio de Correos y la Llotja de Mar. López fue un importante industrial e indiano, fundador del Banco Hispano Colonial, e implicado en el esclavismo durante el siglo XIX.
Se borra un nombre polémico, dentro de lo trágicamente habitual en el siglo XIX, y podemos estar deacuerdo, pero no así con los fastos y postureos étnicos de coros y danzas. El Gobierno del Ayuntamiento de Barcelona sigue con la política de nomenclátor revisado; como se hizo en la calle Almirante Cervera, marino español durante la Guerra de Cuba, incluso halagado por Fidel Castro, y del que los restos de su navio son Monumento Nacional Cubano desde 2015.
Recordemos que la figura del financiero y negrero Antonio López estaba emparentado con los Güell. Sí los mismos que junto a otras grandes familias de la burguesía barcelonesa construyeron factorías comerciales a lo largo del Norte de África, Sáhara y Guinea, de pingües beneficios y brutal explotación local.
Podríamos continuar con los negocios que aquella Diputación de Barcelona tenía en Cuba, de hecho en 1898 enviaron los ‘Batallons de Voluntaris Catalans’ para luchar contra la independencia de Cuba, y salvaguardar sus intereses especulativos. También podríamos hablar de los negocios esclavistas en Guinea Ecuatorial, y los canjes de mercancía por esclavos, de otro insigne barcelonés de la misma época, llamado Miquel Pons.
Puede ser muy ilustrativo que repasemos la historia y quienes eran los integrantes de la Junta de Comerç de Barcelona, de la Compañía del Algodón o del Censo de Fabricantes de 1823, que dio lugar a las Juntas de Fábricas, embrión de Foment del Treball Nacional, podemos maravillarnos de los flujos de dinero en Barcelona, los intereses coloniales y el famoso “Asiento de negros”.
¿Cambiaremos esas plazas y calles?
Todo ello lo debería recordar el Ayuntamiento de Barcelona, antes de emprender redenciones de cartón piedra. Recomendamos muy vivamente las obras de historiadores como Robin Blackburn, Josep Mª Fradera, Jaume Vicens Vives, José L. Ruíz- Peinado o Hugh Thomas, sobre el esclavismo en Europa y en nuestra tierra, en concreto. También recomendamos el excelente estudio de la Editorial Icaria “Negreros y esclavos, Barcelona y la esclavitud atlàntica (siglos XVI-XIX)” de Lizbeth J. Chaviano y Martín Rodrigo.
Y mejor no seguir la pista a aquellos señores del Museo Darder que se llevaron a Banyoles a ese pobre bosquimano, embalsamado para mayor deleite de niños y ancianitas.
Entristece que el principal municipio de Catalunya, con un gobierno de izquierdas, caiga sólo en políticas de escaparate, con poca rigurosidad histórica.
En este acto se ve claramente una apoteosis de postureo, dirigida, suponemos, a una franja joven. Se pierde transfondo social, solamente, como un reclamo de twitter, se van propagando imágenes dirigidas a ciertos grupos de población y de edad.
En este caso con un tono a lo “burgesian bohemian” (Bo&Bo, en su terminología anglosajona, no es mala leche), una supuesta clase media de entre 25 a 45 años, de poder adquisitivo y acostumbrada a reivindicaciones superficiales que no les exija despeinarse. Gente que olvida a una juventud de esa misma edad, precaria en lo laboral y castigada a la falta de horizontes, condenada a una eterna adolescencia porque no puede emanciparse, un drama que especialmente atraviesa Barcelona.
Le recomendaríamos al Ayuntamiento de Barcelona que, si se trata de reconocer el sufrimiento afroamericano, levantemos primero un monumento al Sr. Oliver Law, brigadista internacional del 58º Batallón Lincoln, oficial negro y orgulloso sindicalista norteamericano que murió en el frente del Ebro por la libertad de la República Española (sí, la de verdad) frente al fascismo; mientras financieros como el Sr. Cambó pagaban a Franco y a sus generales. Apasionante la carta que éste dirige a Valls i Taberner (otro gran apellido financiero) pidiéndole fondos para el futuro “Generalísimo”.
En fin, un poco de seriedad, que alguién hable con su entorno, lo que fue Iniciativa per Catalunya o el antiguo PSUC, dónde sí existían unos criterios claros en memoria histórica, no nos dejemos llevar por el delirio de las CUP y demás hojarazca nacionalista (¿les ofende más el orígen cántabro y el apellido López que sus brutalidades esclavistas? Con las mismas maneras que intentaron borrar el nombre de Machado en Sabadell).
De nada por la asesoría.
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