Hoy, 12 de octubre, es el Día de la Hispanidad. No el día de España, el de la Hispanidad, que es una manera de ser español por lengua y tradición que trasciende la nación, las naciones. Es el día en que más de 580 millones de personas en todo el mundo nos sentimos hermanados por un vínculo mucho más fuerte que la condición de ciudadano: la lengua materna.
Es el momento en que rememoramos el encuentro entre dos mundos y seguimos trascendiendo fronteras y generaciones gracias a una lengua que aplanó el mundo justo en el momento que se descubrió la Tierra redonda, y permitió un entendimiento profundo entre culturas de ambos lados del océano. Las naciones vinieron después y, a pesar de ellas, seguimos siendo hermanos en lo más elemental: ni etnias, ni razas ni naciones, lo que nos une es la ‘ñ’, nuestra identidad gramatical, nuestra lengua común.
Mal que les pese a los revisionistas, la Hispanidad es un vínculo indeleble entre gentes. Mal que le pese a la presidenta de México, de nombre latino y apellido yiddish-alemán -lo destaco por lo exótico de su reivindicación-, la Hispanidad ha sido una bendición que ha facilitado la mezcla de tradiciones, costumbres y culturas durante más de cinco siglos (y sumando) que nos ha enriquecido a todos. Más que eso, la Hispanidad es un lazo superior a la nacionalidad porque nos habla de una historia compartida, un legado conjunto, un aprendizaje mutuo y una esperanza a futuro.
Mal que les pese a los revisionistas, desvirtuar y desmerecer la contribución de la Hispanidad a la historia universal en todos sus campos -derecho, literatura, ética…- solo hace que sigamos, con más ahínco si cabe, excavando en este hecho y sigamos descubriendo el profundo impacto modernizador que ha tenido y tiene. ¡No es el DNI, estúpidos revisionistas! Somos hermanos por lengua e historia. El Martín Fierro nos pertenece igual que El Quijote, esa es la patria común.
Celebrar la Hispanidad es reconocerse heredero de un tesoro incalculable. Es reconocer que, para nosotros, la frontera solo es un palabro porque en Cuba, México, Argentina, Chile, Colombia nos sentimos en casa seamos españoles, ecuatorianos, peruanos o bolivianos. Nuestro pasado es común, nuestra herencia es común, nuestra lengua es común, nuestras tradiciones son comunes. Tan es así, que podemos aflamencar un tango o bolerizar el flamenco. La patria común es eso. De aquí o de allí, pero somos lo mismo en nuestra diversidad. Eso es lo que celebramos hoy. ¡Viva la Hispanidad, hoy y siempre!
Jaume Veray. Diputado del Partido Popular en el Parlament de Catalunya
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