El cese del jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Maria Estela, es la enésima prueba de cómo el separatismo está destrozando a la policía autonómica catalana con tal de poner a sus más de 17.000 agentes al servicio de la ruptura con España. ERC, mediante el consejero de Interior Joan Ignasi Elena — un ex PSC rebotado que ha buscado su chollo en las filas de Junqueras — , ha dado un golpe más al escaso prestigio que le queda a los Mossos.
Hace ya demasiados años que los mandos políticos de los Mossos, ahora en manos de ERC, han jugado a que esta policía, que es la que tiene más efectivos en la comunidad autonómica catalana, sea una herramienta más del separatismo. Una de esas “estructuras de Estado” que intentan crear para conseguir la secesión de Cataluña.
Ha habido Mossos que han espiado a líderes constitucionalistas, que han colaborado activamente con el proceso separatista, que han detenido a ciudadanos que quitaban lazos amarillos en la vía pública mientras miraban hacia otro lado cuando se ponían. Un buen número de sus agentes se han convertido en una policía política al servicio del independentismo.
Lo que ha hecho el gobierno autonómico de Pere Aragonès echando a Estela, acusándole de oponerse a la “feminización” de los Mossos es una canallada más de las muchas a las que nos tiene acostumbrado el separatismo. ERC es un partido que en cada decisión que toma demuestra su inmenso sectarismo. Cataluña está, no lo olvidemos, en manos de un partido supremacista que ha tenido líderes claramente racistas como Heribert Barrera.
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