Creo que la frase es especialmente adecuada en estos tiempos en que la formación científica va por un lado y la humana por otro; en que tenemos muchísima información, pero no sabemos si es cierta o falsa; en que damos la razón al que “es de los nuestros” y la negamos sistemáticamente al que opina diferente.
Cuando pienso en ignorantes no lo hago en el término clásico de gente poco formada o sin estudios, pienso en aquellos que nunca se plantean si lo que les dicen es cierto o falso, en aquellos que todo lo que provenga de gente cercana a sus ideas lo defienden y asumen, mientras que todo lo que digan los que piensan diferente lo catalogan automáticamente como mentira, en aquellos que sólo escuchan o ven las cadenas que les dirán lo que quieren oír… Porque para oír mentiras y calumnias no vale la pena ver o escuchar otras cadenas o leer otros periódicos.
De ese modo cada vez más y más personas están radicalizadas pues cada día reciben, unos y otros, una machacona y constante exacerbación de sus ideas y, por contraposición, un imperioso deber de anular al que antes pensaba diferente y que ahora ha pasado a ser enemigo.
En ese sentido llamo ignorantes a aquellos que llevados a ese estado de anulación del raciocinio, son fácilmente manipulados por los expertos en comunicación de los diferentes partidos políticos y que, en muchos casos, buscan un inepto con una buena presencia porque el inepto es también fácil de manipular por el Partido, pero olvidan una cosa: El inepto aprende pronto que quien tiene el poder es quien nombra los cargos y aprueba las listas… y ese es él.
Si eso sucede en el partido o partidos gobernantes, en ese momento empieza el drama porque no puede haber buenas decisiones políticas sin políticos preparados y responsables y estos últimos no suelen ser del agrado de los ignorantes.
TNN – Transversal No Nacionalista –
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