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El Catalán Opinión

Culturas y costumbres de países incompatibles con los valores occidentales

Por Antonio Jimeno
viernes, 24 de octubre de 2025
en Opinión
11 mins read
Foto: Freepik

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Muchas personas están en contra de las celebraciones multitudinarias en los espacios públicos, como las que quieren hacer los inmigrantes musulmanes  al final del Ramadán o en la llamada fiesta del cordero. El motivo al que aluden estas personas es que se trata de prácticas que no tienen nada que ver ni con nuestra identidad ni con nuestras costumbres. Este conflicto no surge simplemente por las actuales altas tasas de inmigración, porque apenas ha habido problemas con los tres millones trescientos mil inmigrantes hispanoamericanos, ni con el medio millón de inmigrantes rumanos, pero sí con muchos del millón de inmigrantes marroquíes que han llegado recientemente. ¿Tal vez es porque mayoritariamente los primeros son cristianos, los segundos son ortodoxos o laicos y los terceros son musulmanes? Responder a esa pregunta nos lleva a reflexionar sobre si es el islam o es la cultura y las costumbres de determinados países islámicos lo que resulta incompatible con el respeto a las libertades individuales que tenemos en España y en el resto de Occidente.

Si repasamos sus creencias, vemos que un musulmán es una persona que profesa el islam, es decir, que cree en un Dios al que llaman Alá y que sigue las enseñanzas del profeta Mahoma. Esto es totalmente compatible con ser un buen ciudadano en un país democrático occidental. El problema surge cuando la cultura y las costumbres de los inmigrantes procedentes de determinados países islámicos se quiere imponer a los ciudadanos de los países que los acogen.

En las culturas y costumbres de algunos países islámicos se defiende, entre otros aspectos, que las mujeres tienen menos derechos que los hombres. Por ejemplo: las mujeres están obligadas a ir tapadas (veladas), es decir a llevar un velo, sea un hiyab (velo que cubre el cabello, el cuello y, a veces, los hombros), un nikab (velo que cubre el rostro), un burka, (velo que cubre todo el cuerpo) como sucede en Afganistán, o un chador (velo que cubre todo el cuerpo menos el rostro) como sucede en Irán. Otras obligaciones que solo tienen las mujeres es que, en algunos países, no pueden salir a la calle o conducir un coche sin ir acompañadas por un hombre de la familia, ni pueden estudiar en una Universidad, si cometen un adulterio, en la práctica, son sancionadas con más severidad que si se trata de un hombre, no se sancionan los matrimonios forzados, es decir los acuerdos entre los padres de la niña con su futuro marido, el cual les paga por ello una cierta cantidad, y no se sanciona la ablación del clítoris (en países como Egipto lo padecen el 80% de las mujeres).

Por otro lado, en muchos países que se declaran musulmanes, por motivos religiosos, se prohíbe la homosexualidad con pena de cárcel, en algunos incluso con pena de muerte, también se condena a pena de muerte a las personas que abandonan el islam, por ejemplo a las que se hacen cristianas. Por otro lado exigen a los gobiernos de los países a los que han llegado que en los colegios, hospitales, vuelos comerciales, etc., haya menús halal, es decir menús exentos de carne de cerdo, de alimentos que contengan sangre y de alimentos cocinados con alcohol. Si contienen carne, esta ha de ser de animales desangrados mediante un rito en el que se dice el nombre de Alá. Además, exigen poder construir mezquitas aunque en sus países de origen no se permita la construcción de iglesias de otras religiones. También piden que los entierros se hagan conforme a sus costumbres, por lo que exigen modificaciones en los cementerios.

Todos estos dogmas religiosos, tradiciones y costumbres constituyen la llamada sharía, que es el código de conducta completo que rige la vida de un musulmán. Algunos países musulmanes son teocráticos, es decir sus gobernantes son también los líderes de la religión musulmana. Debido a ello la sharía es la que dicta las normas políticas y jurídicas del país. Además, en algunos existe una policía moral, que es la que observa si alguna acción es contraria a la sharía y por ello merece una sanción. Ejemplos de ellos son Irán, Arabia Saudí y Afganistán. No es extraño que querer mantener y difundir esa cultura genere conflictos en nuestro país.

Valores occidentales que deberían adquirir los inmigrantes musulmanes

Muchos de los aspectos enumerados anteriormente son incompatibles con el reconocimiento de que todas las personas tienen los mismos derechos, incluido el de libertad personal, sea cual sea su sexo, su lengua, su cultura, su religión, etc., tal y como reconocen las constituciones democráticas occidentales. En un país así no se puede tolerar que un ciudadano quiera imponer sus ideas a otros ciudadanos, ni incluso en el ámbito familiar, ya que ninguna persona es propiedad de otra persona. En cambio, la profesión libre de la religión musulmana, es decir sin querer imponerla a otros, sí es compatible con la democracia. En este caso la sharía solo afecta al ámbito personal de cada creyente. Cumplir esto es imprescindible para cualquier persona que quiera vivir en una sociedad en la que se defiende la libertad de cada persona, como sucede en las democracias occidentales.

Ejemplos concretos de lo que debería hacer un musulmán que quiere vivir en un país democrático occidental son los siguientes:

  • No proponer a las mujeres llevar velo, ya que si se les propone, aunque la mujer diga que está de acuerdo, es imposible saber hasta qué punto lo hace porque quiere o lo hace por agradar a su familia.
  • Darles a las hijas total libertad sobre su futuro académico, profesional y sentimental, es decir darles la misma libertad que a sus hijos varones.
  • Oponerse a la mutilación sexual de las mujeres (ablación).
  • Valorar igualmente a las personas que han nacido homosexuales como a las que han nacido heterosexuales.
  • Considerar que cualquier persona es libre de dejar de ser musulmán sin que ello haya de comportar ninguna crítica, ni ningún vacío familiar o social.
  • Ser favorables a que en los países musulmanes esté permitido construir iglesias de otras religiones.
  • No organizar fiestas religiosas en las que se den grandes concentraciones de fieles, ya que ello podría contemplarse como demostraciones de fuerza de los musulmanes ante los demás, es decir que deberían optar por hacer las celebraciones religiosas solo a nivel familiar.
  • No considerar a los no musulmanes como infieles, sino como creyentes de otras religiones o como no creyentes.
  • Intentar establecer relaciones y amistades con ciudadanos no musulmanes, para así evitar vivir en un ambiente exclusivamente musulmán.
  • No apoyar la creación de partidos políticos cuyo objetivo principal sea defender solo los derechos de los musulmanes, ya que ello no ayudaría a la convivencia, sino que favorecería al enfrentamiento entre unos y otros.
  • No querer imponer las costumbres de los países de procedencia en los países de destino. Por ejemplo, no pedir que las piscinas se abran unos días para las mujeres y otros días para los hombres, que si hay hombres para bañarse todas las mujeres deban llevar burkinis, etc.

El modelo de la multiculturalidad pone en peligro los valores occidentales

El impacto negativo en el grado de convivencia de una población debido a la llegada de inmigrantes, depende del porcentaje de inmigrantes respecto al total, de lo diferente que sean sus culturas, del deseo que tengan los inmigrantes de integrarse en la sociedad de acogida y del deseo de ésta en acogerlos. En la siguiente tabla se muestra el porcentaje de musulmanes en las comunidades y ciudades autónomas de España en el año 2024. Se han diferenciado los musulmanes no nacionalizados o extranjeros, que en realidad son más ya que en la tabla solo se indican los que tienen permiso de trabajo o residencia, pero no aparecen los que tienen los papeles en trámite, de los musulmanes ya nacionalizados en España, muchos de los cuales ya tienen hijos e incluso nietos.

Censo de la población musulmana en España a 31/12/2024 (Tabla del autor basada en los datos del “Estudio demográfico de la población musulmana 2025”. Unión de comunidades islámicas de España (UCIE))

Hay una correspondencia estrecha entre los altos porcentajes de musulmanes  en Melilla, Ceuta, Murcia y Cataluña y el número de conflictos relacionados con musulmanes en ellas. De aquí podemos deducir que entre ellos hay algunos que tienen culturas y costumbres que han querido imponer al resto de ciudadanos.  Los casos de Melilla y de Ceuta son muy ilustrativos de lo que ha sido una mala gestión de la inmigración a lo largo de décadas. En 1986, cuando los musulmanes eran aproximadamente un 30% de su población, la inmensa mayoría con dos o tres generaciones nacidas y criadas en ellas, se dio la nacionalidad española a una gran parte de ellos, simplemente valorando su “arraigo”.

Pese a ese logro, cuando se aprobaron sus Estatutos de Autonomía en 1994, Marruecos solicitó a la ONU la “devolución” de las dos ciudades. Esto es absurdo porque Ceuta es española desde 1580 y Melilla lo es desde 1494, mientras que Marruecos fue un protectorado portugués y español que solo alcanzó su independencia como nación en 1956. Tras los Estatutos de Autonomía de Ceuta y Melilla, sus musulmanes españoles consiguieron mejoras en sus barrios y que se impartiera lengua árabe y clases de Islam en los colegios. Pese a ese nuevo logro, en 2020, Marruecos volvió a reclamar estas dos ciudades. En 2022 la cuestión empeoró cuando el presidente de España abandonó la neutralidad de España sobre el Sáhara Occidental y respaldó el plan de autonomía marroquí. En 2023 los musulmanes consiguieron que fueran consideradas fiestas laborales de Ceuta y Melilla tanto el fin del Ramadán como la fiesta del sacrificio del cordero. Pese a este nuevo logro, ese mismo año, el presidente del Senado marroquí propuso “recuperar” Ceuta y Melilla, a las que denominó “ciudades ocupadas”, eso sí, mediante negociaciones con España. Finalmente, el pasado mes de julio de 2025, la llamada “Coordinadora Nacional para la Defensa de las Causas del Reino de Marruecos” planificó una marcha simbólica hacia Ceuta y Melilla reclamando su posesión, una marcha parecida a la llamada “Marcha Verde” que hizo Marruecos en 1975, hace justo cincuenta años, para reclamar el Sáhara Occidental. Además, Marruecos ha paralizado unilateralmente la actividad en las aduanas de Melilla y de Ceuta. Este es el resultado de una política de continuas cesiones en temas de identidad.

En Cataluña la alta tasa de musulmanes se debe al deseo del gobierno de la Generalitat de evitar la llegada de inmigrantes castellanohablantes, para favorecer así que la única lengua que se hable en Cataluña sea el catalán. Debido a ello, aunque la población de Cataluña es el 17’65% de la población total de España, su porcentaje de musulmanes no es también el 17’65% del total de musulmanes de España, sino que es el 27’29%, es decir uno de cada cuatro musulmanes que hay en España vive en Cataluña. El crecimiento del número de musulmanes no solo se debe a la inmigración, sino también a la tasa de natalidad que es de 2,9 hijos por mujer marroquí, frente a 1,2 hijos por mujer autóctona. Debido a todo ello, en Cataluña se ha duplicado el número de mezquitas en los últimos 15 años y ya hay 326 mezquitas. Hay pueblos, como Salt, en el que hay más mezquitas que iglesias y el 42 % de su población ya es extranjera.

En Cataluña, como pasó en Ceuta y Melilla, cuantas más cosas reivindica la población marroquí, más rápidamente se las concede el Gobierno autonómico y así, en lugar de favorecer su integración, lo que se está favoreciendo es la islamización del territorio catalán. Cuando hay un acto de inseguridad ciudadana, como un robo o una pelea, en el que interviene un marroquí, se oculta decir su nacionalidad para evitar la protesta de los autóctonos contra todos ellos, lo cual sería injusto. La fractura social cada vez es más evidente y la población autóctona está cada vez más indignada. Debido a ello, los partidos políticos que más suben en las encuestas son los partidarios de acabar con la inmigración ilegal y de la deportación de los extranjeros que delincan. La conclusión evidente es que en Cataluña el actual modelo de integración de la inmigración, el denominado modelo de la multiculturalidad, ha fracasado.

Los centros educativos y la integración de los inmigrantes

Una vez constatado el fracaso del multiculturalismo como vía de integración, se ha de seguir la vía de la enseñanza de los valores de la sociedad receptora en la que vive el inmigrante. Lo que se ha hecho hasta ahora ha sido un continuo ir cediendo en la enseñanza de nuestro modelo de sociedad, para, en cambio, facilitar y costear que los inmigrantes propaguen su cultura y su modelo de vida en nuestro país, es decir su islamización. Por ejemplo, en 1996 se aprobó el currículo de la asignatura de Religión Islámica y la contratación de profesores para impartir dicha asignatura. En el cuadro adjunto se puede observar cómo en los últimos años se ha disparado el número de estos profesores.

Docentes de religión islámica contratados en España. Publicado en el  “Estudio demográfico de la población musulmana 2025”. Unión de comunidades islámicas de España (UCIE)

En el caso de los alumnos procedentes de países con culturas y costumbres impositivas, es decir que pretenden imponer sus ideas en los países de acogida, es en los centros educativos donde se les debe transmitir los valores de la sociedad que los acoge y así conseguir su integración. En los centros escolares se les debe enseñar los valores democráticos y de respeto a la libertad individual que están recogidos en la declaración de los derechos humanos, en otras declaraciones similares y en la Constitución Española. Sería un gran error no hacerlo. En sus familias y en sus mezquitas se les debe educar en que la práctica religiosa del Islam es un acto personal y libre, es decir no es una práctica que se pueda imponer a otros. Los gobiernos autonómicos deben inspeccionar que así se haga.

Ha sido y es un gran error de nuestro sistema educativo no enseñar la religión como una asignatura aconfesional, es decir como una historia comparada de las religiones, sino como cuatro asignaturas distintas: la religión católica, la religión evangélica, la religión musulmana y la religión judía. Con este planteamiento los alumnos han de elegir una, con lo que ignoran lo que dicen las demás, o no elegir ninguna, con lo que no aprenden nada sobre las religiones, lo cual es un gran error porque dificulta entender muchas de las cosas que pasan en el mundo. En conclusión, en los centros escolares se ha de enseñar historia comparada de las religiones y no religiones confesionales, éstas las pueden aprender, si quieren, en los centros religiosos como son las parroquias, las iglesias evangélicas, las mezquitas o las sinagogas.

Otros temas a cambiar en los centros educativos, porque pueden dificultar la integración de los alumnos musulmanes, son:

  • Que no se siga impartiendo el “Programa de Enseñanza de Lengua Árabe y Cultura Marroquí (PLACM)”. Actualmente se ofrece en doce Comunidades Autónomas y está impartido por funcionarios marroquíes pagados por el gobierno de Marruecos.
  • No permitir que las alumnas vayan con velo a las aulas. Sobre esto, el pasado 13 de junio la profesora Elena del Pilar Ramallo pidió, en la Comisión de la Mujer de la Asamblea de Madrid, que no se permitiera llevar velo a las alumnas en los centros educativos, concretamente les dijo: “Tengan valor y coraje, dejen a un lado discursos partidistas y piensen en las mujeres”.

No es que aprender árabe y las costumbres de Marruecos o llevar un velo sea algo malo en sí, sino que no ayuda a la integración de estos alumnos.

Antonio Jimeno. Presidente de AMES (Acción para la Mejora de la Enseñanza Secundaria)


TV3, el tamborilero del Bruc del procés

Sergio Fidalgo relata en el libro 'TV3, el tamborilero del Bruc del procés' como a los sones del 'tambor' de la tele de la Generalitat muchos catalanes hacen piña alrededor de los líderes separatistas y compran todo su argumentario. Jordi Cañas, Regina Farré, Joan Ferran, Teresa Freixes, Joan López Alegre, Ferran Monegal, Julia Moreno, David Pérez, Xavier Rius y Daniel Sirera dan su visión sobre un medio que debería ser un servicio público, pero que se ha convertido en una herramienta de propaganda que ignora a más de la mitad de Cataluña. En este enlace de Amazon pueden comprar el libro.

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Etiquetas: educaciónIslam
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