Barcelona no puede seguir así. Es una de las mejores ciudades del mundo, pero sufre una política que limita todo el potencial de la ciudad. Dos experimentos ideológicos, como son el procés separatista y el colauismo, nos han hecho perder a los barceloneses toda una década. La inseguridad jurídica y la inseguridad ciudadana promovidas desde las instituciones públicas tienen un coste incalculable, porque a las empresas que se van deberíamos sumar las inversiones que han dejado de venir.
Estamos sufriendo una pinza empobrecedora entre una Generalitat separatista que nos es hostil y un Ayuntamiento populista que es el antimodelo de la gestión. Entre unos y otros han conseguido que una ciudad que era tranquila ahora sea la más insegura de España. Han conseguido que, a pesar de los cientos de millones gastados cada año en limpieza, Barcelona esté sucia y descuidada. Han maltratado con contumacia el Plan Cerdà creando superilles al tuntún y generando el caos circulatorio con unos carriles bici que nadie usa, como el de la Vía Augusta.
Es necesario echar a Colau, pero también es imprescindible superar las malas ideas de su laboratorio populista. El PSC es parte del problema. La propia Colau suele recordar en los debates electorales que competencias como la seguridad está en manos del partido de Jaume Collboni. La solución tampoco vendrá de la mano del candidato de Carles Puigdemont. Votar a Xavier Trias es abrir la puerta del Ayuntamiento a una ERC que tan intervencionista como los comunes. De hecho, sería como poner a una Colau con lazo amarillo. Si queremos cambiar de verdad el rumbo de la ciudad, necesitamos un Partido Popular.
Según todas las encuestas publicadas en los medios de comunicación, si el voto constitucionalista se agrupa en la lista de Dani Sirera, el PP podría echar a Colau y, a la vez, evitar que Barcelona caiga en manos del separatismo. Si escuchamos a nuestro corazón, pero también a nuestra cabeza, veremos que el voto inteligente es aquel que puede hacer posible el cambio que Barcelona necesita. Un PP fuerte nos permitiría recuperar la mejor versión de nuestra ciudad: una Barcelona sensata y próspera.
El modelo de ciudad de Sirera supone un giro de 180 grados a lo sufrido en los últimos mandatos municipales. Los populares nos hemos propuesto recuperar Barcelona, defendiendo el derecho de todos los barceloneses a vivir tranquilos. La cobertura política que han tenido delincuentes como los okupas se va a acabar. No solo defendemos más policía, más próxima y mejor equipada, sino también más reformas legales para acabar con fenómenos como la okupación ilegal o la multirreincidencia.
La agenda de libertad pasa por la seguridad, pero también por la bajada de los impuestos y la eliminación de la burocracia. Si somos decisivos reduciremos el IBI un 30 %, con una administración más eficaz pondremos fin a la cita previa e impulsaremos la declaración responsable. Barcelona será una ciudad de las oportunidades. Un Ayuntamiento condicionado por el PP lideraría la ampliación del aeropuerto que nos conecte con el Pacífico y exigiría la finalización de infraestructuras clave como son la L9 de metro o la estación de la Sagrera. Es hora de recuperar el orgullo y la identidad de una ciudad que a todos nos enamoró. Barcelona volverá a ser la capital catalana, española y europea que deslumbró al mundo, si a partir del 28 de mayo Dani Sirera tiene la llave del Ayuntamiento.
Juan Milián es el número 2 de la lista del PP para el Ayuntamiento de Barcelona
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