Si se hace un balance de la defensa del grupo municipal de CS en el Ayuntamiento de Barcelona de los derechos civiles de los barceloneses, ante las imposiciones del independentismo y del populismo, la denuncia de la ocupación de los espacios públicos por símbolos separatistas ha sido constante. El grupo liberal trabajó para que fueran espacios para todos, no solo para los barceloneses secesionistas.
Ya desde el primer momento del actual mandato, en julio del 2019, el grupo municipal de CS en el consistorio denunció que “mientras los barceloneses siguen sufriendo la inseguridad, la falta de vivienda o los problemas de movilidad en la ciudad, la Alcaldesa solo ha tomado una medida: colocar el lazo amarillo en la fachada”.
Es necesario recordar que Ada Colau mantuvo durante meses dicho lazo amarillo, que para el secesionismo significa que España no es una democracia plena, dado que en su opinión hay “presos políticos”. CS se tomó muy en serio ese insulto hacia nuestra democracia y denunció los excesos del gobierno municipal y de sus aliados secesionistas, como es el caso de ERC, que ha apoyado varios presupuestos.
Cuando en abril de 2021, durante el pregón de la festividad de Sant Jordi, Ada Colau exigió la excarcelación del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, en prisión en aquel momento condenado por sedición, el grupo municipal de CS protestó por el uso partidista de la alcaldía por parte de Colau y por ser una “cómplice del procés”.
Dentro de la defensa de los derechos civiles, el grupo municipal de CS en Barcelona consiguió en julio de 2022 que el pleno municipal aprobara una propuesta suya para instalar placas de recuerdo a las víctimas del terrorismo asesinadas por ETA en Barcelona, con el apoyo mayoritario de las formaciones políticas del consistorio y la abstención de Comuns, ERC y Junts.
El grupo de CS defendió la necesidad de contar en la ciudad “con espacios que rindan homenaje a las víctimas del terrorismo de ETA” que fueran un “reflejo de paz, tolerancia y respeto”. Y argumentó, con éxito, que “hay que honrar y dignificar la memoria de las víctimas y de sus familiares” ya que “el recuerdo y la memoria de las víctimas de ETA debe estar presente en la ciudad para que las generaciones futuras sepan lo que pasó”.
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