Los Mossos d’Esquadra investigan un nuevo homicidio ocurrido este miércoles por la tarde en el barrio de Cappont, en Lérida, que vuelve a colocar la inseguridad en el centro del debate político y social. Según fuentes policiales, los hechos se produjeron en la calle Doctora Castells, donde un hombre de unos setenta años se entregó a las autoridades tras haber matado presuntamente a su yerno, un agente de la policía catalana. El suceso, que ha conmocionado a la ciudad, agrava la sensación de alarma que se vive en los últimos meses, marcada por un aumento de la violencia urbana y la percepción de descontrol en algunos barrios.
La policía científica trabaja para esclarecer las circunstancias del crimen y confirmar el móvil del ataque, mientras los vecinos de la zona aseguran que el ambiente en Cappont se ha vuelto cada vez más tenso y que los episodios de violencia, aunque antes esporádicos, comienzan a ser demasiado frecuentes. Este caso se suma a otros incidentes recientes que han sacudido Lleida, como el homicidio de un anciano hace unos días tras una pelea vecinal o los apuñalamientos registrados este verano en distintos puntos de la ciudad.
En este contexto, la oposición ha vuelto a denunciar la falta de medidas contundentes por parte del gobierno municipal encabezado por Félix Larrosa (PSC) y de la Generalitat. El Partido Popular ha denunciado la constante inseguridad. Su cabeza de lista en Lleida y líder de la oposición, Xavi Palau, ha lamentado que los barrios más conflictivos, como Cappont o La Mariola, lleven años reclamando más presencia policial sin que se les haya escuchado. Palau exige un plan integral de seguridad que refuerce las patrullas, mejore la iluminación, incremente la videovigilancia y recupere la autoridad en el espacio público. “Los vecinos viven con miedo, y eso es intolerable en una ciudad como Lleida”, ha afirmado.
Desde VOX, su portavoz, Josep Roca ha denunciado que Lleida vive “una espiral de violencia intolerable” y que los responsables políticos “han abandonado por completo a los vecinos”. Acusan al ejecutivo catalán de anteponer la agenda ideológica a la seguridad ciudadana y de dejar a los cuerpos policiales sin los medios necesarios para hacer frente a la creciente delincuencia.
La situación de inseguridad, dicen los hosteleros y comerciantes de la zona, está afectando también a la actividad económica. Algunos locales han reducido horarios o reforzado medidas de protección tras sufrir robos y agresiones. En los barrios periféricos, los vecinos aseguran que las reyertas, los altercados nocturnos y los hurtos se han vuelto parte del paisaje cotidiano.
Mientras tanto, el gobierno local insiste en que se está trabajando de forma coordinada con los Mossos para reforzar la vigilancia y tranquilizar a la población. Sin embargo, los resultados no convencen y la sensación de impunidad sigue creciendo. Cada nuevo episodio, como el homicidio de este miércoles, reabre el debate sobre el fracaso de las políticas de seguridad y la falta de planificación en materia de prevención.
PP y VOX coinciden en que es necesario un cambio de rumbo inmediato. Reclaman más efectivos, una policía con autoridad real y una justicia que actúe con rapidez. Además, ambos partidos piden que se reconozca públicamente la labor de los agentes, que —según dicen— trabajan bajo presión y sin el respaldo institucional que merecen.
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