Javi Puado atraviesa ha asumido con naturalidad los dos penaltis fallados en las últimas jornadas —el que erró ante el Betis y el primero que lanzó contra la Real Sociedad, que finalmente se repitió y acabó transformando—. A pesar de los tropiezos, Puado no duda en mantener su rol como lanzador y en seguir asumiendo esa responsabilidad desde los once metros.
En declaraciones a Esports 3, el canterano fue claro y sincero: «Al final son penaltis. El portero también está. Obviamente quiero hacer gol, pero no sé, antes los marcaba todos y ahora parece que no estoy muy fino». Con esa mezcla de autocrítica y serenidad, el atacante reconoció que el fútbol vive de momentos y que lo importante es no perder la confianza. Sus palabras reflejan el carácter de un futbolista maduro, consciente del peso que tiene en el equipo y del ejemplo que debe dar dentro y fuera del campo.
Puado sabe que los penaltis son una cuestión tanto técnica como mental. En los entrenamientos, el delantero barcelonés dedica tiempo extra a practicar los lanzamientos, buscando recuperar la precisión y la tranquilidad que le caracterizaban. «Sigo trabajando, practicándolos y obviamente el siguiente que haya lo tiraré porque he cogido esa responsabilidad en momentos muy importantes para el club», añadió el atacante, dejando claro que no piensa esconderse tras los fallos recientes.
Desde su irrupción en el primer equipo, Puado se ha ganado el respeto de la afición perica por su entrega y su identificación con los colores. Este tipo de gestos refuerzan su figura como líder natural del grupo. Más allá de los goles, el atacante demuestra una mentalidad de responsabilidad y resiliencia que lo consolida como uno de los pilares del proyecto.
La afición perica confía en que el próximo penalti servirá para cerrar el capítulo de dudas. Los aficionados, conscientes de su esfuerzo, han respondido con apoyo, sabiendo que el delantero siempre da la cara. El fútbol, al fin y al cabo, concede segundas oportunidades, y Puado parece decidido a aprovechar la suya.
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