De familia acomodada y hermana pequeña de André Weil -uno de los grandes matemáticos del siglo XX-, Simone Weil (1903-1943) era profesora de Filosofía en un Instituto cuando llevó a cabo la experiencia de hacerse obrera. En 1934 pasó ocho meses en la Renault, un trabajo en cadena que le resultó muy duro y muy distinto de lo imaginado. Quedó mentalmente agotada al palpar el desamparo de «renunciar a pensar» que se daba entre los trabajadores. Una amargura imborrable que anotó en su diario «La condición obrera».
Llegó al sindicalismo revolucionario subyugada por una solidaria responsabilidad. En clave libertaria, entendía que hay que examinar los problemas en sí mismos y no según etiquetas políticas. Pragmática, pretendía una transformación hacia la igualdad tan radical como fuera posible. Simone sostenía que la idea revolucionaria es un fraude si promete abolir unas desgracias que residen en la propia condición humana.
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
Si quieres leer nuestras noticias necesitamos tu apoyo.