Activistas secesionistas, aprovechando que el lunes se inaugura el Mobile World Congress en Barcelona, han colgado una pancarta gigante con el lema “Free Political Prisoners” (“libertad para los presos políticos”) en Plaza Cataluña, en el centro de la capital catalana.
Esto ha motivado una campaña de denuncia en redes sociales por parte de activistas constitucionalistas, y la petición del grupo municipal del PP que dicha pancarta viola la normativa del Ayuntamiento de la ciudad.
Por su extensión y anchura dicha pancarta se ha fijado con cuerdas en varias ventanas del edificio, una construcción emblemática de la ciudad. Algunas de las ventanas afectadas son las de las oficinas de la marca de ropa “Diesel”, sin cuya tolerancia, o inacción, hubiera sido imposible descolgarla.
Es imprescindible que “Diesel” indique si apoya o no dicha pancarta, para que los consumidores sepan a qué atenerse. Y también que el Ayuntamiento de Barcelona deje claro si cumple o no con la normativa municipal, y si no es así, instar a que sea descolgada.
El secesionismo ha cambiado la política de intentar seducir a los ciudadanos con su (presunta) acción de gobierno por las pancartas, y no para de colgar banderolas con mensajes ofensivos para todos los que piensan que España es una democracia en las fachadas de las instituciones que controlan, como ayuntamientos o diputaciones. Y, como en este caso, en edificios privados violando (presuntamente) las normativas.
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