El lunes 13 de enero tuve el placer de ser recibido por Hermann Tertsch en el Parlamento europeo, esta cita forma parte de mi lucha contra el supremacismo catalán.
El señor Tertsch es uno de los diputados europeos que nos ha respondido después de recibir nuestros trabajos de denuncia del separatismo catalán, ya que nuestra asociación apolítica Catalunya peuple d’Espagne tiene como finalidad acabar con el supremacismo en Europa.
Desgraciadamente, este mismo día quedará marcado como un día negro en la historia de Unión Europea (EU), culpa que dos elementos que anteriormente se aprovecharon de su posición en el Gobierno, para atacar a millones de familias catalanas y españolas, a través de un intento de golpe de Estado y ahora ocupan escaños en el Parlamento Europeo.
El respeto a las leyes en España ha sido vulnerado desde el gobierno de la Generalidad y toda España, incluida Cataluña, ha sido humillada.
No nos cansaremos de repetirlo: los separatistas catalanes no tienen la mayoría social necesaria, ni los preceptos legales para reclamar la autodeterminación. Mi mensaje para el Sr. Tertsch es que nosotros, todos los demócratas del continente, estamos en el mismo barco y nos enfrentamos a un enemigo común: un sistema fuera de la ley que utiliza el nacionalismo y el supremacismo como excusa.
El aparato separatista catalán es una organización criminal, con sentencias firmes a sus espaldas, que utilizan para conseguir sus fines, técnicas muy poco democráticas, como el adoctrinamiento en las escuelas,la manipulación de las masas, la utilización de la policía política, convirtiéndola en un brazo más de su golpe y la compra de influencias a todos los niveles.
Los intereses del separatismo son diversos, pero todos convergen en el deseo de establecer una república totalitaria.
Esa república borraría el rastro de décadas de corrupción de la Generalidad.
Por parte de un sector del separatismo, lo que se quiere importar es el sistema de régimen comunista de influencia de la revolución bolivariana.
Hay intereses extranjeros (Ej. Soros), que quieren utilizar la autonomía catalana como laboratorio experimental, que les abriría nuevos mercados y oportunidades de negocio. Todos estos especuladores se inspiran en las teorías del austríaco Karl Popper, ya fallecido, que decía cuando hay un sistema débil, lo que hay que hacer es ayudar a que se rompa, en lugar de intentar repararlo y aprovechar oportunidades de negocio, después del desastre.
La cultura catalana en un escenario así, quedaría totalmente difuminada entre guerras de poder. La situación es muy preocupante, en Suiza también han hecho estragos comprando profesores de universidad y medios de comunicación e incluso infiltrándose en el Gobierno suizo.
En la tierra de los relojes, el chocolate y los bancos, los medios digitales pueden escribir con total impunidad, que los españoles somos brutos, sin educación, que olemos mal y que estamos enamorados de la dictadura, etc, sin ninguna reacción de parte de las autoridades ni del Gobierno de España.
Estamos en el mismo barco y lo que sucede en Suiza, también sucede en otros países.
Hemos de unir fuerzas y enfrentarnos a esta estafa intelectual.
Respetar la Constitución, la Ley y la democracia, son preceptos esenciales para garantizar las libertades de todos, no es ser fascista, sino todo lo contrario.
Vender al mejor postor, el futuro de las generaciones venideras, tal y como ha hecho Sánchez, con el objetivo único de llegar al poder, no es ser progresista tampoco.
François Meylan
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
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