Periódicamente nos encontramos con presuntos sacerdotes que confunden su púlpito con un mitin político, y en sus boletines parroquiales, o en sus intervenciones públicas, apoyan a los partidos separatistas o la libertad de lo que llaman “presos políticos”, que en realidad son, recordemos, delincuentes condenados por graves delitos por la justicia de un país democrático, España.
Durante la etapa más álgida del procés tuvimos que soportar la visión de iglesias románicas con esteladas y pancartas separatistas, y a obispos apoyando la deriva ilegal de los partidos independentistas. Y recordemos como hace un par de meses el separatismo convirtió el funeral de Núria Feliu en un aquelarre político en medio de una iglesia, con la complicidad del sacerdote.
A estos presuntos hombres de Dios les importó un carajo los sentimientos de sus feligreses no secesionistas. Se les nota demasiado el desprecio que estos sacerdotes y jerarcas sienten hacia los que no piensan como ellos, lo que es imperdonable cuando hablamos de cuestiones religiosas.
El tema se agrava si consideramos que el cabeza visible de la Iglesia catalana, el arzobispo de Barcelona Juan José Omella, es el presidente de la Conferencia Episcopal Española. A pesar de ser la máxima autoridad de la Iglesia española permite la politización de algunos de sus templos y muchos de sus sacerdotes.
Se ha de acabar ya con la impunidad con la que el secesionismo manipula la Iglesia catalana, si es que Omella no desea que la Iglesia catalana se siga sumiendo en un pozo de descrédito.
NOTA: En estos momentos de crisis y de hundimiento de publicidad, elCatalán.es necesita ayuda para poder seguir con nuestra labor de apoyo al constitucionalismo y de denuncia de los abusos secesionistas. Si pueden, sea 2, 5, 10, 20 euros o lo que deseen hagan un donativo aquí).
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
Si quieres leer nuestras noticias necesitamos tu apoyo.