Servidor de ustedes se dirigía a la sede electoral de Ciudadanos, el Hotel Plaza de la emblemática Plaza España barcelonesa, cuando en la puerta me encontré a dos ilustres de la sociedad barcelonesa: al mejor columnista de La Vanguardia, Joaquín Luna, y al ilustre abogado José María Fuster-Fabra, defensor de policías y azote de terroristas.
En un ambiente de máxima ilusión, no en vano se acababa de hacer pública la victoria en votos y escaños de la formación naranja, Luna, que estaba en dicho hotel para escribir la crónica de ambiente de la celebracíón de Cs hizo un balance lúcido del porqué el independentismo ha conseguido la victoria, a pesar de sus disparates: «Tanto el encarcelamiento de ‘consellers’ como la actuación policial del 1 de octubre han hecho que gente que con un espíritu más crítico que hubiera saldado cuentas con las promesas incumplidas, finalmente por mantener el espíritu de resistencia patriótica les ha votado y el soberanismo ha conseguido aguantarse. Lo que tiene mérito a la vista de los incumplimientos».
Fuster-Fabra, que ha apoyado públicamente a Cs y es amigo personal de Albert Rivera, hizo un balance agridulce de la jornada electoral: «Todo en la vida tiene su cara y su cruz. La cara es que haya ganado en Cataluña un partido no independentista y no nacionalista, lo que es una maravilla histórica. La cruz es que el independentismo ha bajado menos de lo que pensábamos. Pero como siempre veo la botella medio llena creo que es el principio del fin de una pesadilla que se llama ‘procés'»
¿Había algo que celebrar tras los resultados electorales? Luna se mostró animoso: «Creo que sí, que haya ganado Ciudadanos, que sea la lista más votada tiene un peso importante y visualiza lo que no se había visualizado en la anterior legislatura, que no hay una Cataluña uniforme. Espero que este hecho lo entiendan quienes han tenido tanta prisa y, sobre todo, han ignorado en cinco años que Cataluña es plural. Hay dos Cataluñas, y la no oficial se ha ganado el respeto con este resultado».
Ante la posibilidad que Carles Puigdemont atraviese los Pirineos para tomar posesión de su escaño tocaba saber si Fuster-Fabra se prestaría a representarle ante el Tribunal Supremo: «Me da la sensación de que el porcentaje de posibilidades de que Puigdemont me nombre su abogado defensor es el mismo que tiene la Unión Deportiva Las Palmas de ganar la Liga. Y qué conste que tengo muchos amigos en las islas y tengo mucho respeto a este equipo». Queda claro. Tras charlar con estos dos cracks solo me quedó conseguir una copa de cava (catalán) para brindar por el fin de la locura secesionista y para que Cataluña recupere la tranquilidad. Va por ustedes.
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