La víspera del 11 de Septiembre en Barcelona me pareció momento y tema idóneos para escribir sobre esa fecha inolvidable y de referencia mundial para la conciencia de los demócratas y de todos los que tienen como primera patria el mundo. Recordar como en 1973 se truncó una experiencia única para la reforma de un país que quiso romper con las desigualdades y transitar por la alameda que un hombre especial nos dijo, en sus últimos momentos de vida, que el hombre nuevo la transitaría.
No pretendo ahora saber hasta qué punto ha sido así o puede serlo. No tengo esperanzas sobre ello, lo vivido desde el 11S de Chile, como a todo quien cumple años y en tal empeño ha mantenido los ojos abiertos mínimamente, no conduce a ello. Pero esa fecha y ese hombre Salvador Allende siguen siendo válidos, importantes como referencia y a algunos quizás a muchos ha marcado de por vida. En su ideología en su moral y en su concepto ético de la vida. Obviamente más a los millones de chilenos que creyeron que en 1970 podían conseguir tocar las estrellas y hacerlo codo con codo solidariamente con sus ciudadanos y ciudadanas, con sus camaradas.
En 1970, a la llegada al poder de la Unidad Popular y a la presidencia de la República de Chile de Salvador Allende Gossens, nosotros vivíamos los últimos años de la dictadura en España. Por eso cuando los chilenos nos preguntaban años después porque se manifestaba tan visceralmente la solidaridad con los chilenos, solo les decíamos que para muchos de nosotros la UP había sido también “nuestra militancia” y Allende “nuestro presidente”. Es decir vivimos los acontecimientos políticos de Chile como nuestros, impedidos de libertad y deseando la suya y el pronto contagio a nuestro país.
Un día, ya a finales de los 90 tuve ocasión y honor de presentar a Isabel Allende, hija segunda del presidente, a Josep Ribera [1] a quien por haber estado en Chile varios años en los 60 y luego ser la referencia de la solidaridad activa cívica desde Agermanament ella quería conocer y al que le hizo esta misma pregunta: “¿Por qué esa sensación de los españoles con Chile?” Ribera, hombre de expresiones sencillas y certeras le comentó que en nuestro país habían influido tres acontecimientos fundamentales. Nuestra Guerra Civil, la Revolución en Cuba y la Unidad Popular y el posterior golpe en Chile. Ni Mayo Francés, ni Vietnam, ni…, tuvieron esa fuerza. Y por la cercanía entre el final de nuestra dictadura y el inicio de la de ellos Chile había penetrado en el alma de muchos de nosotros con fuerza y para siempre.
En este punto es bueno y sano recordar que nada es por nada. Cabe recordar que antes de nuestra solidaridad, los chilenos la tuvieron con nosotros. La presencia de Pablo Neruda antes y durante la Guerra Civil, su amistad con muchos de los poetas de la generación del 27, su especial amistad con algunos como García Lorca o Rafael Alberti.
Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!
Acababa así su poema “Explicando algunas cosas” de su inmortal ESPAÑA EN EL CORAZON. Era el horror vivido en Madrid donde vivió como poeta y como embajador de su país gritado al mundo.
Luego consiguió del gobierno de Aguirre Cerda ser nombrado para atender a los refugiados españoles al final de nuestra contienda fraticida. Así liberó a muchos de los horribles campos de internamiento donde el gobierno francés, el colaboracionista con los nazis, había encerrado a miles de compatriotas que morían de frío, inanición y enfermedades en la orilla del mar que siempre decimos de cultura pero que entonces antes y ahora también es de muerte. Más de 2.200 españoles y españolas de diferentes edades, condiciones y conocimientos embarcaron en el Winnipeg fletado por él y tras días duros de navegación llegaron a Chile.
Llegaron a Valparaíso en primer lugar en 1939. Allí el joven Ministro de Sanidad de aquel gobierno democrático, médico de solo 29 años les recibió emocionado. Ese ministro era Salvador Allende Gossens.
Muchos vivieron allí el resto de su vida, otros mayores ya, regresaron a España en 1973 cuando el golpe de Estado. Dejaron allí a sus amigos, Allende que como había dicho no saldría vivo del Palacio de La Moneda y se suicidó y Neruda que pocos días después enfermo y destrozado por los crueles acontecimientos expiró.
Fuimos algunos solidarios con los chilenos exiliados [2]. Lazos anteriores se solidificaron con algunos acontecimientos que se convirtieron en referencia en la Barcelona de entonces. Un año después del golpe en Chile dos días el 20 y 21 de septiembre de 1974 organizamos los recitales históricos de QUILAPAYUN, con más de 12.000 asistentes, grupo musical que en función de su compromiso de años con su país y con quien colaboró como director artístico Víctor Jara y grandes compositores chilenos, se habían convertido en los embajadores de Chile en Europa.
Dos años después Rafael Alberti en su primer acto público de importancia (plaza de toros de Las Arenas) emocionadamente rindió homenaje a su amigo Pablo Neruda y allí estuvo otro grupo mítico Inti Illimani.
Chile y España, sobre la solidaridad en ambos sentidos podría explicarse mucho más que a lo que ahora me refiero, la solidaridad se da fundamentalmente entre personas pero estos hitos sirven para espolearla. Pero si sirve para recordar que fuimos solidarios y ellos lo habían sido con nosotros, es de justicia recordarlo.
11 de septiembre, fecha también importante en Cataluña. En un caso sobre hechos que muchos hemos vivido o conocemos bien porque los testimonios visuales están ahí, reiteradamente mostrados y ya conocidos y bien documentados.
Sobre el 11 de septiembre de Cataluña, como catalán no puedo manifestar ningún entusiasmo. Soy de los que creo que la rendición a los Borbones el 11 de septiembre de 1714 es una efeméride como otra. Según el interés también podría haberse tomado como fecha icónica el 9 de octubre de 1705, cuando también se rindió la ciudad en aquella ocasión a los Austrias. Cambiaron de bando y perdieron dos veces.
He querido hacer estos comentarios porque he reivindicado privada y públicamente que nada tienen que ver esos dos 11S y tampoco con el brutal ataque en Nueva York y otros lugares de USA donde fueron asesinadas varios miles de personas por terroristas islamistas radicales.
Reivindico el 11S de Chile por su significado internacional, por la singularidad de la historia de Chile aquellos años y sobre todo por la referencia de un político como Salvador Allende que el tiempo solidifica en la mente de quienes, con estricto respeto a la libertad, la ley y las normas democráticas, queremos un mejor mundo para las personas.
[1] Josep Ribera, recientemente fallecido, era el impulsor de Agermanament como luego fue de CIDOB y de múltiples iniciativas cívicas en las que dejo huella, Asamblea de Cataluña, Cristianos para el Socialismo…
[2] También con otros muchos, saharauis, guineanos, uruguayos, argentinos.
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