Ángeles Ribes y Pau Guix han participado en el ‘Ho tornarem a fer’ de esta semana y comenzaron comentando el desembarco del partido hispanófobo de Silvia Orriols, Aliança Catalana, en Barcelona, que ha comenzado con la inauguración de su sede en la capital catalana en un acto que fue un notable éxito mediático y de público.
Ribes comentó que esta formación quiere quitarse el sambenito de tener solo fuerza en la Cataluña interior «y creo que les va ir bien, sobre todo si hacen una buena política de fichajes y no se le cuela ningún topo que les desgaste. En Lérida aún no tienen sede, pero son muy activos en redes y sus perspectivas electorales a nivel municipal y autonómico en la provincia son muy altas. Es una mala noticia para el constitucionalismo, pero hay que reconocer que trabajan con cierta inteligencia»
Guix añadió que «Orriols va a arrasar dentro del mundo separatista, incluso entre el sector más izquierdista, porque la idolatría a la ‘nació’ está por encima de la fidelidad a Marx». Y también argumentó que «en Aliança va a estar todo más jerarquizado, de entrada, y no creo que tengan los problemas internos que han sufrido en el pasado otros partidos catalanes, como Ciudadanos». «Su proyecto político atenta contra el bienestar de los catalanes, porque nos quiere separar del resto de España y del mundo, y eso nos empobrece», concluyó.
Luego comentaron cómo el alcalde socialista Jaume Collboni quiere que los servicios municipales de Barcelona sean los encargados de fiscalizar la lengua en la que se rotula y se atiende a los clientes, para perseguir el uso del español. «Es su obsesión, tienen que imponer que un señor que esté en España no pueda usar el español en su comercio, lo que es una barbaridad. No se puede multar a nadie por usar en tu país la lengua oficial de tu país, el español, esto no es admisible», dijo Pau Guix.
Ribes argumentó que «para que esto se lleve a cabo se debe traspasar la competencia a la Guardia Urbana, como en otros temas como el control de la venta de alcohol. Tengo muchas ganas de ver si la policía local se dedica a fiscalizar la lengua en la que se habla en las tiendas y si se usa o no el catalán en la rotulación. Va a haber muchos resquicios legales para parar esta iniciativa, porque las competencias municipales son muy claras». También añadió que «será interesante ver si un guardia urbano pone una multa en ‘Mercería Paqui’ porque ponga ‘vendo calcetines’ en un cartel y porque luego tendría que hacer lo mismo en un local que esté rotulado solo en árabe. Si hubiera doble rasero crearía muchos problemas políticos».
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