La propaganda secesionista ha vendido a sus adeptos que España es un país semidictatorial con una Justicia vendida al poder político, pero que en Europa, que es dónde realmente entienden la grandeza y el civismo del movimiento separatista catalán, están con ellos y les darían la razón en todo.
No han tenido mucho éxito en el Parlamento Europeo, en el que los grandes grupos ignoran al secesionismo, o directamente les desprecian por sus vínculos con formaciones de extrema derecha como los Auténticos Finlandeses o los Flamencos del Vlaams Belang. Tampoco en la Comisión Europa se han mostrado entusiastas hacia la ‘revolución de las sonrisas’.
Por no hablar de los gobiernos de los países que integran la Unión Europea. Ni de fuera de la Unión Europea. Ni de Oceanía. Nadie les apoya. Entonces, para que el desánimo no cundiera en sus filas, los spin doctors secesionistas se sacaron de la manga el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo.
Allí, al fin, el secesionismo conseguiría que todo el planeta viera que España es una semidictadura como Turquía. Ese magno tribunal condenaría una y otra vez al Estado español por sus excesos de su justicia politizada. Sería la gran victoria del separatismo, y la primera piedra para construir su Itaca soñada.
Pues no. De momento el marcador de Estrasburgo va así: España, 2 – ‘Procés’ 0. Tras el revolcón de la semana pasada, le ha llegado el turno a Carme Forcadell. Este tribunal ha rechazado la demanda de la ex presidenta del Parlamento catalán contra su prisión preventiva.
Aún queda mucho partido, pero de momento el bando secesionista no hace más que recibir goles. Y esto tiene más pinta de cinco a cero que de remontada, porque España es un país democrático que respeta las libertades, y el secesionismo tiende más bien a violentar los derechos cívicos de los que no piensan como ellos. Y eso lo ve cualquier observador objetivo.
Por Sergio Fidalgo. Director de elCatalán.es
Sergio Fidalgo relata en el libro 'TV3, el tamborilero del Bruc del procés' como a los sones del 'tambor' de la tele de la Generalitat muchos catalanes hacen piña alrededor de los líderes separatistas y compran todo su argumentario. Jordi Cañas, Regina Farré, Joan Ferran, Teresa Freixes, Joan López Alegre, Ferran Monegal, Julia Moreno, David Pérez, Xavier Rius y Daniel Sirera dan su visión sobre un medio que debería ser un servicio público, pero que se ha convertido en una herramienta de propaganda que ignora a más de la mitad de Cataluña. En este enlace de Amazon pueden comprar el libro.
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