El ‘procés’, como todo fenómeno sociológico o político, tiene muchas vertientes, no obstante creo que en ninguna de ellas se han producido fenómenos como lo acontecido con la ciencia jurídica. Como este es un artículo dirigido al gran público trataré de ser claro y sintético. Veamos ejemplos de aportaciones impagables:
1) Los partidarios del ‘procés’ desconfían de los jueces españoles, así que cuando aprobaron la Ley de Transitoriedad establecieron un sistema de selección para la futura judicatura catalana ciertamente original, elección a dedo por los órganos políticos bastando solo ser licenciado en Derecho, sistema de selección que obviamente garantiza la imparcialidad del poder judicial respecto al político no como en la supuestamente corrupta judicatura española y su sistema de oposiciones. Suerte que la Ley de Transitoriedad tiene la misma virtualidad práctica que la selección catalana de fútbol en la Eurocopa.
2) Los partidarios del ‘procés’ pedían al gobierno que presionase a los fiscales para que no calificaran rebelión. Esto demuestra un conocimiento del funcionamiento a la fiscalía equivalente al mío sobre la crisis del cultivo de soja en Oriente Medio, si es que hay crisis. Pretender que los fiscales como Javier Zaragoza, Fidel Cadena, Jaime Moreno y Consuelo Madrigal, reciban órdenes de alguien que no sea de la Fiscalía General y pretender que la Fiscal General se las dé porque se lo diga la ministra, demuestra no conocer ni a estos fiscales, ni a la fiscal general, ni a la ministra. Lo triste es el papel que le han hecho jugar a la Abogacía del Estado, que en actuaciones procesales, no es como la Fiscalía (Garante de legalidad), sino acusación particular, igual que lo soy yo cuando acuso en nombre de un cliente, hasta el punto de que su intervención genera costas, cosa que obviamente no sucede con la Fiscalía. Así que el papelón de la Abogacía del Estado no es achacable a los excelentes profesionales que allí trabajan, sino a quienes les han indicado lo que debían hacer.
3) En la historia se han dado casos de procesados que no han reconocido al tribunal juzgador, los nazis en Núremberg, los criminales serbios en La Haya, los etarras en la Audiencia Nacional etc. Esta postura siempre inútil puede ser coherente con la ideología de los procesados. El descubrimiento de los procesistas es espectacular, conste que comparo actitudes no hechos. Nosotros acataremos la sentencia, es decir reconoceremos al tribunal solo si es absolutoria, como decir no es que no vaya a jugar el partido, es que solo acepto el resultado del partido si gano.
Esto último coloca a los procesistas en un punto de debate tecnico-jurídico sencillamente novedoso, a partir de ahora junto a Roxin, Ferrara o Alonso Martínez, entre otros, tendremos que citar a Quim Torra entre los grandes innovadores del Derecho.
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