Todo es patético en Pedro Sánchez: desde el tono de macarra que usó durante el debate, intentando enfangar desde el minuto 1 el cara a cara con Feijóo, hasta la recepción de la sede en la calle Ferraz de ‘espontáneos’ (en La Sexta dijeron que Sánchez no tenía previsto acudir) vestidos con camisetas rojas que imitaban la de la selección española con el nombre de Sánchez a la espalda con el número «23».
Mis amigos que se definen como ‘progresistas’ están bastante contentos con la gestión de los temas sociales del actual Gobierno de coalición e insisten, entre otros temas, en la subida de las pensiones o el salario mínimo, y aún así hay buena parte de la izquierda desmovilizada y con pocas ganas de ir a las urnas. ¿Por qué, si los medios de comunicación de la órbita izquierdista no paran de vender las bondades sociales del Ejecutivo PSOE-Podemos?
El tono de macarra de Sánchez es parte de la respuesta. No cae bien y de ahí el triunfo de un lema como «qué te vote Txapote». Uno cosa es tener audacia política e iniciativa — y el todavía presidente la tiene –, y otra cosa muy diferente es la arrogancia y el desprecio a los rivales — y Sánchez anda bien dotado de ambos –. Es un ‘sobrado’ y se le nota mucho. Y puedes fanfarronear cuando has hecho una gestión impecable, pero ir de chuleta con tantas sombras como las que ha proyectado el Gobierno de Sánchez es muy arriesgado.
No me voy a poner a enumerar los errores e incumplimientos de Sánchez, porque Feijóo no se dejó ni uno en el tintero. Tampoco voy a decir que el líder del PP le diera una paliza dialéctica, porque el debate fue imposible básicamente porque Sánchez lo impidió. Y, siendo honestos, a Feijóo ya le iba bien. El que tenía que salir a golear era el candidato socialista para remontar las encuestas, y no lo consiguió. Feijóo no perdió la compostura ante los ataques de Sánchez y fue dejando pasar el tiempo. Le dijo todo lo que había que decirle y Sánchez no supo llevar el debate a su terreno.
Al final Feijóo quedó como un señor tranquilo y serio que era interrumpido constantemente por un Pedro Sánchez muy agresivo. Los ‘árbitros’ no estuvieron muy acertados y permitieron el ‘festival’ del candidato socialista, aunque Feijóo tampoco se quejó mucho e incluso les felicitó en las declaraciones posteriores del debate, sabiéndose el ganador del debate. Porque Feijóo ganó simplemente porque Sánchez, que necesitaba vapulear al líder del PP en el único cara a cara de la campaña, no lo consiguió.
Y mi duda es que hubiera pasado si el PSOE hubiera escogido como candidata a una ministra para optar a La Moncloa: con la ola feminista y sin el lastre en el que se ha convertido Sánchez, igual hubiera habido partido. Con Mr. Falcon — fue uno de los temas estrellas del cara a cara, lo que ya indica el nivel del debate –, no lo hay y el PSOE se encamina hacia una derrota segura. Y, además, merecida, porque muchos no le perdonaremos jamás sus pactos con Bildu y ERC.
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