En la Cataluña dominada por el separatismo no hay alternativa al control total que ejercen sobre las instituciones, las universidades, la educación, los colegios profesionales, los medios de comunicación y la sociedad civil. Lo que han hecho los socialistas tanto en el Congreso — amnistía, indultos, sedición, Tribunal de Cuentas — o en el Parlament — política lingüística, medios de comunicación de la Generalitat – no ha sido «fragmentar» al separatismo, sino eliminar cualquier alternativa posible.
Sin la izquierda es imposible vencer en las urnas y en la sociedad civil al nacionalismo, y los dos grandes partidos que la representan en Cataluña — socialistas y comunes — han decidido aliarse con el separatismo en vez de ser la auténtica alternativa. La Resistencia al separatismo, de momento, ha perdido. Lo que nos queda es comenzar a trabajar para poder, al menos, plantar cara y abrir nuevos frentes en el futuro.
Hemos de comenzar a trabajar para poner el contador a cero y en quince o veinte años comenzar a recoger los frutos. El nacionalismo del «hoy paciencia y mañana independencia» nos lleva 45 años de ventaja ante los errores y renuncias de parte del constitucionalismo — el centro-derecha — y la rendición del resto — la izquierda –.
Hemos de fortalecer las pocas asociaciones, la mayoría de ellas luchando con pocos medios y nulo apoyo institucional, para que poco a poco podamos contar con un tejido social que sirva de sostén a las demandas de los catalanes que no somos separatistas. Nuestra red asociativa es escasa y débil, y no puede competir con la tupida telaraña con la que cuenta el separatismo. Hemos de fortalecer a los que, como Unión de Brigadas, retiran la propaganda separatista excluyente de la vía pública, para evitar que se cumpla la expulsión del constitucionalismo del espacio común.
También se ha de fortalecer a los pocos medios de comunicación que plantamos cara, con digitales o editando libros. Está bien que grandes medios nacionales nos presten atención y apoyen al constitucionalismo y su papel es fundamental, pero también hay que tener medios locales que desmonten las mentiras del independentismo.
Está claro que no podemos contar con los medios de comunicación «transversales» catalanes que acaban, por conveniencia política o económica, acomodándose a la línea política marcada desde la Generalidad o los grandes municipios. El dinero público es demasiado importante en la crisis económica en la que la prensa anda instalada desde hace quince años.
Así que si se suscriben a elCatalán.es o compran nuestros libros, nos ayudan mucho. Pero hay otras muchas iniciativas mediáticas catalanas, como Dolça Catalunya o cualquiera que se pueda crear en el futuro, que merece ser apoyados económicamente. Y en redes. Y compartiendo sus contenidos con sus amistades. Pero sin unos medios libres que combatan la propaganda separatista, está se seguirá extendiendo.
Rendirse no es una opción si queremos seguir siendo ciudadanos libres en una tierra en el que el supremacismo independentista se sigue extendiendo. Los que nos llaman «ñordos» o «colonos» y quieren desterrar al español como lengua de uso social van ganando. Y vencerán del todo si no nos ponemos manos a la obra. Como no queremos ser como ellos, lo queremos hacer democráticamente, y como juegan con las cartas marcadas, el trabajo será más arduo. ¿Comenzamos?
RUEGO: Le pedimos urgentemente ayuda para poder seguir con nuestra labor de apoyo al constitucionalismo y de denuncia de los abusos secesionistas, queremos seguir defendiendo una Cataluña leal a España y que aporte al proyecto común de todos los españoles. Si pueden les rogamos nos hagan una aportación económica sea 5, 10, 20, 50 euros o lo que deseen: hagan un donativo aquí.
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