La red de Rodalies en Cataluña atraviesa un colapso sostenido. En los últimos meses, los usuarios han sufrido constantes averías, retrasos de hasta una hora y líneas suspendidas sin previo aviso, lo que ha generado un clima de indignación creciente mientras el Govern de Salvador Illa sigue ofreciendo excusas sin soluciones reales.
Solo en la primera mitad de 2025 se registraron más de 300 incidencias graves en el servicio, con especial impacto en líneas clave como la R1, la R2 y la R4. Esta acumulación de fallos evidencia una desidia inadmisible en la gestión ferroviaria, que golpea a diario a cientos de miles de pasajeros.
Además, según CC.OO la red ha registrado al menos 146 incidencias en la climatización en los trenes desde mayo hasta el 17 de agosto. Este sindicato asegura que uno de cada cuatro convoyes ha sufrido fallos en el aire acondicionado este verano y dicen que las averías son «recurrentes» en los trenes más antiguos.
Este 31 de agosto Protección Civil de Cataluña tuvo que activar el Plan Procicat por una incidencia que se ha registrado en el servicio de Rodalies en la línea R-15. La circulación se interrumpió entre las localidades de Flix y Fabara, municipio de Matarraña. El motivo fue una incidencia en el suministro eléctrico de la catenaria de los trenes.
La propia consellera Sílvia Paneque admitió en el Parlament que uno de cada cuatro trenes de Rodalies está fuera de servicio y que más de un centenar de ascensores y escaleras mecánicas permanecen averiados. Además, reconoció la falta de talleres y de personal, lo que confirma que el sistema está al borde del colapso estructural.
Por su parte, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha intentado minimizar el problema. Ha negado que la crisis se deba a la falta de inversión y ha atribuido las incidencias a obras, vandalismo, huelgas, robos de cable y condiciones climáticas. Lejos de calmar los ánimos, sus palabras han sido interpretadas como una falta de asunción de responsabilidades.
Desde el Parlament, las críticas han sido furiosas. ERC y los Comuns han calificado la situación de “una vergüenza”, Junts ha reclamado la dimisión de Paneque y ha lamentado la ausencia de liderazgo de Illa, mientras la CUP ha recordado que décadas de desinversión han llevado a Rodalies a este estado de emergencia.
El papel del ministro Puente también ha sido objeto de duras críticas. Desde la oposición se le acusa de haber desaparecido en los peores momentos del colapso, sin dar la cara ni disculparse con los usuarios. Su silencio ha alimentado la percepción de que el Gobierno central no considera prioritaria la crisis ferroviaria en Cataluña.
La tensión entre Illa y Puente se ha hecho cada vez más evidente. Mientras el president exige una implicación directa del Ejecutivo español cada vez que se produce una avería, el ministro insiste en que ya se está haciendo “lo máximo posible” y que “es difícil hacer más”. Esta falta de coordinación transmite una imagen de parálisis política.
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