Barcelona ha sido siempre una de las ciudades europeas más vivas culturamente en el último siglo. Una capital de la cultura, que ha mantenido un ambiente cosmopolita que, aunque parezca imposible, ya se respiraba en los últimos años de la dictadura. Tal y como aseguró Fernando Savater al ser nombrado miembro de honor del Centro Libre. Arte y Cultura (CLAC) el pasado diciembre, “Barcelona era un sitio donde yo me refugiaba, en la época del franquismo me habían quitado el pasaporte y para conocer Europa venía a Barcelona”. Un ambiente libre, donde la cultura siempre se ha desarrollado con fuerza, pese a todos los inconvenientes políticos.
Pero con la llegada del nacionalismo en Cataluña, la cultura empezó a homogeneizarse, de tal manera que, en palabras de Miriam Tey, fundadora de CLAC, “Barcelona ha acabado perdiendo ese ‘punch’ cultural” que siempre había tenido. Por eso precisamente nació este centro hace ya dos años, para que la capital “ tengan un espacio abierto, sin tabús donde personas como Fernando Savater” o Félix de Azúa, destaca Tey, tengan su sitio. Tal y como asegura Teresa Freixes, presidenta de la organización, «CLAC no ha tenido más remedio que ser creado porque Cataluña ha estado ‘secuestrada’ por una cultura (a veces ‘cultureta’) oficial que ha intentado mostrar sólo a una parte de la cultura presente en el territorio, como si todo fuera uniforme, como si no existiera, cuantitativa ni cualitativamente, esa riqueza plural y mestiza que siempre la había caracterizado. CLAC ha sido, y es, punta de lanza en la conformación de la apertura cultural de calidad que Cataluña necesita, en España y en Europa, mostrando todo lo que puede ofrecer esa literatura, ese arte, ese pensamiento, esa cultura, en suma, en la que todos podamos sentirnos representados». Y eso es precisamente lo ha hecho CLAC en este curso 2016-2017.
Desde el humor más punzante del espectáculo «Procesus Interruptus» de Ramón de España, Pablo Planas y Pau Guix de «El Bar del CLAC», en donde se rieron de las últimas ocurrencias del nacionalismo; pasando por el ciclo Cultura y Precipicios, dirigido por el escritor Bashkim Sehu, que ha repasado los vínculos entre cultura y problemas políticos en lugares como Cuba, la ex-Yugoslavia o Rusia de la mano de los mejores especialistas; la Universidad Clandestina, donde se ha estudiado la Gran Novela Americana de Mark Twain o Herman Melville, y diversas presentaciones de libros y exposiciones; hasta el ciclo Razón y Emoción, que se cerrará el próximo martes 27 en Bruselas, y que ha tratado los procesos mentales de la razón y la emoción en temas tan profundos como el arte, el amor o la política.
Según el director de CLAC, Andreu Jaume, “durante este curso 2016-2017, el centro cultural ha consolidado su lugar como foro de divulgación humanística y de discusión política al margen del discurso dominante en Cataluña”.
“En otoño, hicimos un homenaje al President Tarradellas, coincidiendo con la apertura al público general de su archivo depositado en Poblet, que consistió en una exposición de una muestra del archivo en el Archivo de la Corona de Aragón y en una mesa redonda con especialistas en su trayectoria”, apunta Jaume. Uno de los primeros homenajes tributados a su figura cuando están a punto de cumplirse cuarenta años de su regreso del exilio.
CLAC ha traído también en este curso al afamado escritor y miembro de la Real Academia Española, Félix de Azúa, para presentar su último libro “Nuevas lecturas compulsivas” y ha tenido como ponentes a Elvira Lindo, Anna Caballé, Félix Ovejero, Ignacio Morgado, Xavier Bru de Sala, Francisco Yvars, Adolf Tobeña, entre otros muchos artistas, escritores, científicos y agitadores culturales.
Este centro, con unos recursos limitados y pese a las dificultades que implica organizar en Barcelona actos que van en contra de la cultura oficialista del nacionalismo catalán, está desarrollando un trabajo minucioso y revolucionador, que está llenando un espacio que estaba totalmente huérfano: el que remueve los prejuicios y hace que uno reformule sus propias convicciones.
El objetivo de CLAC para el curso 2017-2018, asegura Andreu Jaume, es “consolidar y ampliar el espacio abierto con nuevos retos y nuevas propuestas. En otoño, arrancamos con un ciclo sobre la relación entre lenguaje y política, desde la primera guerra mundial hasta la era digital, con especialistas como Adán Kovacsis, Jordi Ibáñez Fanés, Ignacio Echevarría, Luis Magrinyà o Juan Soto Ivars. Y en noviembre, en colaboración con el Institut d’Humanitats, iniciamos un ciclo titulado «La Biblia para agnósticos», una introducción a uno de los libros fundamentales de nuestra cultura y en el que intervendrán Félix de Azúa, Gregorio del Olmo, Jordi Llovet, Ramón Andrés, Lola Josa y un servidor. Se hablará de la relación entre la Biblia y el arte, la literatura o la filosofía. Por otra parte, también pondremos en marcha un espacio de diálogo que se va a titular «Barcelona y Madrid: una sola polis» y que propondrá diálogos entre personalidades intelectuales de una y otra ciudad”.
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