En mi primer artículo, daba cuenta de mi intención de señalar –entre aspectos generales como el pensamiento de grupo, las técnicas de manipulación de masas, etc.- errores de lógica concretos que degradan la higiene mental que debiera presidir el análisis de todos (los independentistas catalanes no están exentos) sobre las estrategias, acontecimientos e informaciones de que somos testigos o destinatarios.
Sirva como aperitivo de los artículos que seguirán, la referencia a uno de los errores mentales absolutamente más frecuentes de nuestra sociedad global de hoy y que es de aplicación también, por supuesto, al caso particular de la sociedad catalana cuyas virtudes son innegables pero que conviene ir desmitificando si queremos mantenernos en el ámbito de esa higiene mental o del arte de pensar, si se quiere.
Se trata del conocido generalmente como “sesgo de confirmación” (aunque no sea ésta la única denominación que se utiliza), y que ha sido descrito como la madre de todos los errores de lógica. El “enfermo” afectado por él, tiende a analizar cualquier nueva información de forma que sea compatible con sus convicciones previas. Por decirlo así, acepta lo que le confirma en su espacio de confort y rechaza (aunque sea mucho más) lo que le incomoda porque le expulsa de él; de este modo, cada vez está más convencido y eufórico… ¡pero más enfermo también!… Un círculo verdaderamente vicioso.
Y es que es casi inevitable: en el mundo actual se produce a diario una cantidad de información inconmensurable, de la que no nos llega toda, pero sí una gran parte, mucha más de la que podemos asimilar puesto que nuestras mentes y nuestro tiempo son limitados. Así, no tenemos más remedio que escoger entre las fuentes y los contenidos, y si resulta comprensible la comisión de un error por causa de una mala elección, convengamos en que es inaceptable la “autocomplacencia en el error general” simplemente por la pereza de pensar.
Usted, estimado lector, está pidiéndome ya un ejemplo; hay muchísimos, hoy empezaré por darle el más simplón (vaya por delante) en que puedo pensar en este momento: cae en este error el nacionalista o independentista catalán que cada vez que oye algo bueno de España o malo de Cataluña (parte integrante de España que él percibe como un ente separado) tiende a rechazarlo como imposible, anómalo, no sintomático, en el mejor de los casos justificable por excepcional, etc… y viceversa: quien (suele ser el mismo incauto) se aviene a comulgar con inmediatez y un alto grado de satisfacción con todo lo malo que se le diga de España o bueno de Cataluña. Esto, señores, se está dando mucho y, además, exactamente con tales límites geográficos: no hay sesgo de confirmación entre El Ripollés y Cataluña, ni entre Pontevedra y España. Examine un poco usted por sí mismo; por ejemplo, en las redes sociales, si no quiere salir a la calle…
Es probable que, con aire de suficiencia, alguien le diga que no hace esto tan caricaturesco, pero dígame: ¿a cuántas personas de la Cataluña de hoy conoce que, conscientemente o no, sólo ven TV3, sólo escuchan Catalunya Radio y sólo leen El Punt Avui, por ejemplo?. Y ahora…, ¿qué cabe esperar que opinen?.
Ya digo que es un ejemplo muy simple; en próximos artículos, daré otros ejemplos más elaborados de este sesgo y la emprenderé con otros errores igualmente graves aunque tal vez menos frecuentes. Mientras tanto, si usted cree que ya está afectado de algún modo y quiere inmunizarse, le recomiendo que identifique los dogmas que ya ha asumido y busque las pruebas que los refutan (dicho de otro modo: deje de centrarse en comprobar que “todo los verifica” y concéntrese en asegurarse de que “nada los refuta”); puede ser muy duro aceptar las consecuencias de este ejercicio intelectual pero su mente se beneficiará, lo agradecerá y se preparará para mis siguientes artículos.
Me dirijo sobre todo a usted, mi paisano independentista, y le facilito para tal ejercicio un ejemplo reciente de dogma: “… están presos por sus ideas…”. ¿Le suena?, ¿encuentra algo que lo refute o se lo impide alguna nebulosa cerebral?… Le daré pistas más adelante; de momento le animo a pensar por sí mismo, no le dé pereza ni miedo, vaya haciendo higiene mental y asuma las conclusiones a las que llegue.
La semana próxima, hablaré de “pensamiento de grupo”, o colectivo, versus pensamiento individual.
Por Ángel Mazo. Aquí tienen el enlace a la primera entrega.
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