De una tacada y en un solo vídeo, Ada Colau ha logrado denunciar la violencia machista y ejercer de racista cultural con la mayor naturalidad del mundo. Quizás eso sea lo peor, me refiero a lo natural que resulta para la alcaldesa de Barcelona suponer que quienes hablan español son chusma machista. La versión “chonis” de la charnegada con que Pujol catalogaba a las adolescentes castellanohablantes de Cornellá.
¿Por qué lo personalizo en Ada Colau siendo una campaña del Ayuntamiento de Barcelona, #ElPresentÉsFeminista? Porque ante las críticas tras la emisión del vídeo, la alcaldesa ha negado cualquier identificación entre lengua y comportamiento. Recordemos que en el spot, dos jóvenes muestran comportamientos machistas en castellano, y quién les recrimina tal actitud lo hace en catalán. Nada nuevo bajo el sol.
Quizás lo más curioso es que tal sesgo lingüístico levante tanta polémica, cuando la identificación en Cataluña entre lengua utilizada y roles sociales ha sido constante desde los inicios de TV3. Recuerdo, que en las primeras series de la nostra, los únicos que hablaban castellano eran delincuentes, “chachas”, putas y policías. Sin ir más lejos, en 2014, el alcalde de Pont de Molins, Josep Fuentes, aseguraba que Madrid tenía la culpa de que hubiera putas en Gerona. Por supuesto, estas hablaban en castellano. Como actualmente ocurre en el programa de humor “Polonia”. Los políticos de “ámbito estatal”, catalogados como indeseables por la audiencia a fuerza de ser inducida, les hacen hablar en castellano en una televisión que lo tiene proscrito. El mismo sesgo que en algunas editoriales de libros de texto escolares, en los que sólo está en lengua española algún pasaje o consigna sobre José Antonio Primo de Rivera, la Falange o Franco.
Es una rémora antigua. Ya a finales del S.XIX y toda la mitad del S.XX, ese sesgo lingüístico con ribetes de racismo cultural, formó parte de la mirada de los propietarios de la masía sobre la masa de trabajadores que llegaban a Cataluña del resto de España. ¿O qué otra cosa fue la actitud de la mujer de Pujol, Marta Ferrusola, cuando se quejó públicamente de no poder bajar a su hijo Oriol (el de las mordidas de la ITV) a jugar al parque porque todos los niños hablaban en castellano?
Ada Colau no es diferente, participa del mismo marco mental lleno de prejuicios supremacistas contra “els de fora” (sólo si son españoles), y por eso no aprecia la evidencia. No obstante, podría haber rectificado, parar la campaña o pedir disculpas. Pero no, ante las críticas se vino arriba y justificó la fechoría con la existencia de otros dos vídeos donde, dice, también hay machistas que hablan en catalán. Encima nos toma por imbéciles. Veamos la fechoría.
Hay dos maneras de mentir, falsear la realidad o hablar con medias verdades. Efectivamente, hay otros dos vídeos posteriores donde todos los personajes hablan en catalán. En el segundo, un padre machista y su hijo adolescente que le recrimina el acoso a su madre, hablan en catalán. Y en el tercero, un amigo le recrimina a otro su acoso a una chica mientras toman unas cervezas en un puesto callejero.
Pero al hacerlo en el mismo idioma no hay sesgo lingüístico alguno, como sí lo había en el primero. ¿Por qué? Por tres razones: Una, porque no es normal que de los tres vídeos realizados para la campaña de 2019 del Ayuntamiento de Barcelona contra la violencia de género, la única vez que salen personajes hablando en castellano, sean groseramente, chabacanamente, odiosamente machistas. Segunda, porque el Ayuntamiento de Barcelona tiene a la lengua catalana como la lengua institucional única. ¿Por qué entonces utiliza el castellano a la hora de señalar el rol machista de quién habla castellano? ¿Por casualidad?, ¿para dar entrada al bilingüismo en el Ayuntamiento? ¡Vamos!, seamos serios, el sesgo lingüístico está buscado a propósito en ese intento obsceno, impresentable, racista de identificar idioma y chabacanería, incultura, vulgaridad con que suelen tratar a todo lo español, a los españoles y a España.
Hay una tercera, y definitiva, esta campaña de 2019, #ELPRESENTESFEMINISTA del Ayuntament de Barcelona (BCN.Antimasclista) es la quinta que realiza el Consistorio de Ada Colau desde 2015, ninguna de las cuales se hizo en lengua española, todas fueron íntegramente en catalán. Un desprecio más, cómo si el 55,3% de la lengua habitual de los catalanes y sus hablantes no existieran. Pueden verlas aquí, al menos que se difunda el mensaje positivo en defensa de la mujer sin importar el idioma en que se grabe: 2015, “Davant la violencia masclista tothom té un paper”, 2016, “No en deixem pasar #NiMitja!, 2017, “No et giris d’esquena”, 2018, “Relacions Lliures”, 2019 (Los 3 vídeos y el resto de contenidos de la página BCN Antimasclista).
Corre otro vídeo para conmemorar los 60 años del acto de valentía de Rosa Parks negándose a ceder su asiento a un blanco en el autobús a Montgomery, Alabama (EEUU) en 1955, dónde un grupo de actores con cámara oculta representa esa situación en un autobús de Barcelona. Un señor de unos 50 años increpa a una chica inmigrante para que le ceda el asiente por suponerla extranjera, con formar muy groseras e intolerables. Pedagógico, también en catalán. ¿qué oportunidad para que la chica hablara en lengua española? ¡Jajaja! El realismo hubiera ofendido, pero habría descrito la realidad que hoy se vive en Cataluña excluyendo al castellano en las escuelas e instituciones, y despreciando con mil formas de supremacismo a quienes lo hablan. El racismo cultural por mucho que lo vistan de victimismo, en racismo se queda.
No hay mal que por bien no venga, aprovechemos esta bofetada contra el respeto a los hispanohablantes, para difundir aún más los contenidos contra el maltrato y la violencia contra la mujer, estén en el idioma que estén, pues los contenidos de los vídeos, más allá de las lenguas, son impecables e imprescindibles.
Antonio Robles
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