La degradación de la seguridad en Barcelona, debido a la desastrosa gestión de Ada Colau y sus «comunes» en un hecho sin discusión que ha convertido a la capital catalana en una ciudad sin ley.
Y no lo es solo por la percepción que los barceloneses tienen, dado que han situado a la inseguridad en su principal preocupación en los últimos barómetros municipales, sino por los hechos, por el rosario de muertes violentas, peleas, violaciones y atracos que la ciudad ha sufrido en las últimas semanas.
No sabemos si la incorporación del PSC al gobierno municipal servirá para paliar el desastre en el que está sumido la ciudad. Porque en un ayuntamiento quién realmente manda es el alcalde, en este caso alcaldesa, y Colau ya ha demostrado su incapacidad para que Barcelona sea una ciudad segura.
Colau ha convertido a la Guardia Urbana en un cuerpo desmoralizado, porque los «comunes» han estado más pendientes de evitar que sea un cuerpo eficaz, que de dotarles de las herramientas necesarias para que la policía local pudiera garantizar la seguridad de los barceloneses.
La alcaldesa está recogiendo lo que ha sembrado. El problema es que las consecuencias no las paga ella, sino todos los ciudadanos. Urge un cambio de rumbo, que nombre a un concejal responsable de la seguridad y que se deje de atacar y hundir la moral de la Guardia Urbana.
Comentario editorial de elCatalán.es
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