Hace poco todo el país escuchaba las palabras de su presidente manifestando que «la venganza no es un valor constitucional», y desde ese momento uno se hace preguntas del tipo: ¿Qué valores entienden por constitucionales? ¿Un político está por encima del imperio de la Ley? Los actos de la Justicia dictados como firmes contra un ciudadano que ha cometido un delito, ¿son actos de venganza hacia ese individuo?
Y la pregunta más importante, el odio, ¿solo se promulga en una dirección?
Tras la apertura del ilusorio «Procés», mucho antes del conocido 1 de octubre de 2017, en una parte de España, denominada Cataluña, empezaron unos actos vengativos, contra todo aquel que manifestara o se supiera que no estaba de acuerdo con esa vía de escape de su propio país, y aun mucho más salvajes contra los cuerpos e instituciones nacionales, en especial la Policía Nacional, la Guardia Civil, y el Ejercito, que se encontraban desplegadas en aquellas tierras. A todo esto, no le sirvió únicamente atacar a estos funcionarios, sino que tras el referéndum ilegal, el acoso, la venganza y la revancha no solo fueron contra ellos, sino que su sed de venganza, también fue contra sus familiares, y de la manera más despreciable contra muchos de sus hijos. Muchos de ellos tuvieron el valor de denunciar estos hechos a la Justicia, y la gran mayoría de los casos quedaron archivados bajo consignas de libertad de expresión o libertad de cátedra de esos adultos contra niños sin conciencia, ni política, ni de lucha, ni de independencia.
Constitucionalismo y respeto es lo que tuvieron todos aquellos que, al salir, dictadas las sentencias y a pesar de estar politizadas, acataron la palabra de la Ley.
Venganza es negarse a vacunar a los Policías Nacionales y Guardias Civiles que prestan sus servicios en las calles de Cataluña, tras una estrategia política y mentiras hacia el pueblo, y que cuando no pueden llevar a cabo tan vil estrategia, ya que tras desmentir que no había vacunas, si no que no quisieron ponérselas, la Justicia forzó y entendió, que también estos cuerpos por la labor que desempeñan, eran «dignos» para entender de todos esos que los odian, de ponérselas; pero no contentos con haberlo intentado sin conseguirlo, alentaron a sus fieles, bajo falsas consignas, de que gracias a esas vacunas, los abuelos de Cataluña, se quedarían sin vacunas. Eso si es odio y venganza. Venganza es venderse a sus aliados intentando sacar del centro de Barcelona la comisaría del Cuerpo de Policía Nacional porque algunos se sienten ofendidos de que esté allí, y como estos un sin fin de despropósitos en contra de todo lo que tenga que ver con España, o represente al Estado español.
Venganza es intentar eliminar una unidad como la Brigada Móvil de los Mossos d’Esquadra, especialistas en orden público, y referentes a nivel de otros cuerpos, por sus técnicas, profesionalidad y actuaciones. Eso es un puro acto vengativo, simplemente porque a algún político no le gusta que cuando sale a la calle con sus amigos, a fomentar el odio y la violencia, estos grupos se pongan al servicio de la Ley y la Constitución.
Odio es fomentar el rechazo por parte de las instituciones públicas alentando a sus masas, en contra de los que no piensan como ellos, o hacia las instituciones que representan la unidad del país, pero esto, simplemente lo tratan como «libertad de expresión». Una libertad de expresión unidireccional, ya que si es al contrario y contra ellos, entonces si lo tratan como odio.
Y expliquemos para que todos los puedan entender que es la venganza y el odio.
La venganza es ejecutar un acto de agresión, ya que es un comportamiento que se lleva a cabo con la intención de dañar al otro por un acto que previamente haya realizado.
El odio es un sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia.
Pues, desde mi humilde opinión, la venganza la tomaremos nosotros, entiéndase, que nunca desearemos el mal a nadie, pero la única venganza constitucional, será bajo la Ley y acatando sus sentencias; y aun así no seremos nunca vengativos, ni odiaremos a nadie, ya que por suerte, nuestros valores como policías, militares, vigilantes de seguridad y resto de personas que dedicamos nuestra vida y nuestro esfuerzo por la sociedad, están por encima de todo eso, atenderemos siempre a cualquiera que nos necesite, no discriminaremos, ni nos importará nunca lo que piense la persona que nos necesite, no miraremos color, no miraremos sexo, no miraremos nada, únicamente estaremos para servir a esa persona con la que compartiremos un mal momento, empatizaremos y sufriremos con ella, y hasta llegar el caso, daremos nuestra vida como ya muchos han hecho, sin importarnos nada mas, a pesar de que en ocasiones, sabemos que esa persona nos odia. Por suerte aun queda gente buena en la sociedad.
La justicia y la ley pondrán la última palabra y nosotros aunque nos guste o no nos guste, la acataremos sin odio y sin venganza.
Raúl Llamazares es delegado comarcal en Girona de Politeia
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