Nacido en Alabama, en 1929, este catedrático de Harvard introdujo el concepto de biodiversidad e inició la sociobiología, que estudia el comportamiento animal. El biólogo Edward Wilson escribió unas Cartas a un joven científico que merecen unas palabras. Él postula la exploración del mundo real, en pos de la verdad comprobable, sin aceptar ideas preconcebidas ni ídolos de la mente. Confianza sin arrogancia, sin miedo a la autoridad y flexibles para rectificar.
Su especialidad es la ‘mirmecología’, el estudio de las hormigas. De éstas, señala que un millón de ellas acumulan el peso medio de un ser humano. Y afirma que son “las criaturas más belicosas del planeta”. Wilson, quien conoce a muchos investigadores de prestigio en diferentes áreas, sostiene que el científico ideal es listo sólo en un grado intermedio. De pequeños, dice, son soñadores y más bien introvertidos, abiertos a la experiencia y nada líderes, pero con vivo desagrado a que se les diga lo que tienen que hacer.
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