El documento que han firmado varios partidos, entre ellos los que forman la actual coalición del Gobierno de España, para intentar expulsar de la sala de prensa del Congreso a los periodistas de EDATV y 7NN es impresentable.
Si un periodista se pasa de la raya ahí están los tribunales para que los jueces dicten si ha incumplido la ley. Pero el separatismo y el populismo — y por desgracia el PSOE, que se ha apuntado a este carro — solo creen en la justicia cuando les da la razón y como saben que su forma de actuar acostumbra a saltarse la legalidad, prefieren linchar al periodista molesto.
Ni Rufián, ni Echenique, ni nadie está legitimado para tachar de “ultraderechista” a un periodista acreditado en el Congreso para evitar contestar a una cuestión que les resulte incómoda. De hecho, si un demagogo miembro de un partido golpista como ERC, o sea Gabriel Rufián, ha de ser el paradigma de la libertad de prensa, los periodistas estamos listos. En Cataluña sabemos mucho de eso, porque TV3 es un pozo de propaganda, y es el ejemplo de lo que el separatismo define como “periodismo de calidad”.
Los profesionales de la información comenzamos aceptando ruedas de prensa sin preguntas y hemos acabado tragando con que desde el atril de la sala de prensa de las Cortes se desprecie a otros compañeros. Es hora de exigir respeto.
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