Tres son los grandes ejes que la sociedad reclama que sean reformados:
Recuperar la ética democrática y política. Acabar con la corrupción, imponer la ética en la acción política y reformar nuestro sistema electoral hacia un sistema de circunscripción única.
Asegurar que la economía española está al servicio del bien común y que por tanto los derechos declarativos que nuestra Constitución tiene sobre pensiones, trabajo, vivienda y sanidad se conviertan en derechos plenamente ejecutivos. La igualdad ha de ser la clave de bóveda de esa nueva Constitución reformada.
Y finalmente es preciso resolver la estructura territorial del Estado dándole un acabado Federal a un Estado de las Autonomías que tiene excesivas asimetrías actualmente. Eliminar privilegios y garantizar la igualdad de todos los ciudadanos vivan donde vivan es prioridad en un nuevo pacto de financiación autonómica que afecte a todas las autonomías por igual.
No puede haber blindajes que reconozcan privilegios a ningún territorio, ni a ningún ciudadano sobre otro. La fidelidad constitucional debe estar garantizada no solo por la mutua confianza entre las diferentes instituciones del Estado sino por un sistema legal claro.
Decía Miguel Candel recientemente que las grandes revoluciones o que los hechos históricos relevantes tienen su origen en ocasiones en situaciones que podríamos considerar poco o nada revolucionarias, y daba como ejemplo la posibilidad de qué este movimiento tan reaccionario qué es el nacional-secesionismo generarse como reacción cambios positivos en la España que vivimos y que sería llamativo que en un futuro así se analizará. Depende pues de nosotros, los españolitos de a pie, que seamos capaces de empujar esos cambios históricos y de la profundidad de esos cambios puede surgir una sociedad democrática más participativa, deliberativa y radical.
Pensar que los que hasta el momento por inacción, colaboración o dejación han contribuido a la degradación política del país sean capaces de reconducir esto sería ingenuo por mi parte. Abrigar esperanzas en las nuevas formaciones emergentes de uno y otro signo es baladí, ya que parecen estar inspiradas por el mismo sistema o su capacidad de adaptación al mismo es patologica. Así pues desde el pesimismo más agudo sólo queda esperar que seamos capaces, aquellas gentes que nos creemos eso de transformar la sociedad desde planteamientos de izquierdas, algún día de conformar una nueva opción política que apueste por un proyecto republicano y socialista para nuestra querida piel de toro.
Aporto a continuación unos cuadros para facilitar el entendimiento de la necesaria modificación, provisional ya que lo correcto es una nueva ley electoral, del número de escaños por provincia.
La asignación que realiza el decreto de convocatoria de 1980 de la Generalitat no se atiene a lo estipulado en la LOREG por que tampoco le obliga. En la disposición adicional primera, apartado 1 extiende las disposiciones pero si perjuicio de las competencias que cada Comunidad tiene, independiente de que tengan o no ley electoral. Es decir le afecta, ya que no tiene ley propia, pero el Titulo II donde se establece como asignar los escaños por provincia re refiere al Congreso y al Senado. Es decir aquel decreto es legitimo, pero igual de legitimo sería aplicar otra distribución en un nuevo decreto de convocatoria electoral. Podría perfectamente aplicarse el sistema de la LOREG asignando 2 escaños por provincias y resto por cuota de reparto (Hare). Igualmente asignar por Cuota de reparto los 135 escaños sería perfectamente legal.
En la figura 1 podemos ver los resultados de reparto de escaños por provincias. En fondo amarillo el sistema actual, no modificado desde el 80; en verde un reparto siguiendo los criterios de la LOREG y finalmente en azul un reparto proporcional. Se indican los costes medios por escaño y el Índice de Poder de Voto de cada sistema.
El resultado de la asignación de escaños a candidaturas según cada modelo se puede ver en la figura 2. Se añade un cuarto cuadro donde se observa la asignación en Circunscripción Única.
Con un reparto de escaños por provincias con el método Hare mejoraría la asignación a candidaturas pero mantendría un cierto beneficio al secesionismo, aunque anularía su falsa mayoría absoluta. Es decir la solución ha de ser temporal ya que lo correcto es que todas las opciones secesionistas, constitucionalistas o soberanistas, de izquierdas o de derechas, tengan la representación más ajustada al porcentaje de votos obtenidos. Y para conseguirlo es precisa una ley electoral donde la asignación de escaños se dé en circunscripción única. Ver encabezado con fondo rojo en la figura 2 y para más información la simulación sobre los resultados del 21D en Circunscripción Única.
En Triana, Sevilla. 01 de febrero de 2018
Vicente Serrano
Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista y miembro del Foro de las Izquierdas No Nacionalistas
Autor de “El valor real del voto”. Ed. El Viejo Topo. 2016
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
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