Echo de menos no leer ya en los medios de comunicación pseudoconceptos como el hecho diferencial o la superioridad moral porque tenían un toque enternecedor. Era el recurso último del que no tenía mejores argumentos y se disolvían como azucarillos en agua hirviendo. Algunos catalanes decían que tenían un hecho diferencial que nunca lograron definir y que los demás veíamos como un intento de llevarse la mejor parte de la merienda por la cara.
Cuando oigo lo de la superioridad moral de la izquierda me debato entre catalogarlo como un complejo de inferioridad mal superado, el típico tímido que se pasa de charlatán; o como un intento de trasladar el debate a otro campo ante la constatación de que los complejos socialistas siempre producen peores resultados económicos para todos en el largo plazo, aunque puedan beneficiar a algunos en el corto plazo. Aunque ahora que lo pienso también puede ser una forma de proselitismo, tipo, vas a pertenecer a los buenos.
Pero hay que reconocer que sí es cierto que, durante un tiempo, si no se les hace frente con un análisis racional y basado en hechos, producen efectos y pueden ganar adeptos, El complejo nacionalista y el socialista son especialmente proclives a generar este tipo de nombres, lo que ellos llaman controlar el relato. Ante la falta de hechos y datos tratan de construir castillos en el aire y cuando se pincha o se gasta uno pasan rápidamente a otro. De las fake news, al bulo o a la máquina del fango vamos pasando de telediario en telediario. Y eso que la RAE mantiene una cuarta acepción de broza que no ha variado y deberíamos usar: conjunto de cosas inútiles dichas de palabra o por escrito.
Otro ejemplo: en 1949 hubo muchos manifestantes en Londres en contra del smog, ¿se acuerdan de esa bella contracción de smoke y fog que creaba una boina gris que impedía el paso de los rayos del sol y enfriaba la Tierra? Los hijos de esos manifestantes pasaron luego a que la Tierra se calentaba. De la hibernación al calentamiento. Hubo un par de décadas que no se calentó tanto y sus nietos lo empezaron a llamar cambio climático que era más seguro, porque sí, el clima cambia mucho, se sabe desde hace cien siglos. Como eso no lleva a mucha actividad porque no se puede recomendar un plan de acción si los sucesos no dependen en gran medida de la humanidad, nos quieren volver al calentamiento, pero esta vez global, porque, aunque no haga más calor en casa, siempre habrá un sitio donde suben las temperaturas.
Ahora oímos a los bisnietos que cuando hace frío y llueve mucho en julio son cambios puntuales y extraordinarios, las recién popularizadas danas, que parece algo más científico, nuevo y raro; y cuando hace el calor de siempre, que nos vamos a achicharrar. Quizás la inauguración de los juegos olímpicos en París un 26 de julio pasados por agua quede en la memoria popular para rebatir que no llueve en julio. Aunque cuando no llueva en 2025 dirán que el año pasado sí llovió. Es de charlatanes, me recuerda al programa de José María Íñigo con el gurú que transmitía mentalmente al burro hacia donde tenía que girar la cabeza. Cuestión de palabras, pero a falta de datos, avanti con la parola, que podría haber dicho Gramsci. Siembra que algo recogerás.
En estas elecciones presidenciales de EE.UU. los demócratas están recurriendo al libro de 2004 de George Lakoff “Don’t think of an elephant” sobre cómo construir marcos mentales y elegir las mejores palabras, porque según ellos los republicanos son mucho mejores que los demócratas. Ahí el realismo ha vencido a la superioridad moral.
Me preocupan ciertos antónimos recientes. La RAE y Google que ahora la sigue aceptan que lo contrario de conservador es progresista y a Herr Doctor se le llena la boca con lo de su gobierno progresista. Hábil selección de términos cuando lo contrario de conservador debería ser revolucionario y de progresista, reaccionario. Porque casi nadie quiere ser calificado de conservador, revolucionario o reaccionario y a la mayoría nos gusta ser progresistas. Por eso hay que batallar por cada calificativo, por cada término, porque no son inocuos y sí pueden generar adhesiones. En realidad, el socialismo con su obsesión por repartir la tarta en vez de por hacerla mayor para todos, es lo contrario al progreso para todos. Unos salen más beneficiados, normalmente los cercanos al partido porque ya sabemos que el que reparte se queda con la mejor parte. Su creación de derechos para unos suele ser a costa de los anteriores derechos de los otros.
Yo soy liberal y progresista porque quiero más libertad, más amplitud de derechos económicos y sociales para todos y mejor crecimiento económico. No son progresistas los que ponen barreras, limitaciones, leyes inhabilitantes o buscan mantener los privilegios de unos, por ejemplo, alquileres bajos, a costa de otros, sufridos dueños. Sea el propietario una viuda o un rico fondo inmobiliario, al final, propiedad también de muchas viudas. Es que es así, y hay que llamarlo como es.
RUEGO: Le pedimos urgentemente ayuda para poder seguir con nuestra labor de apoyo al constitucionalismo y de denuncia de los abusos secesionistas, queremos seguir defendiendo una Cataluña leal a España y que aporte al proyecto común de todos los españoles. Si pueden les rogamos nos hagan una aportación económica sea 5, 10, 20, 50 euros o lo que deseen: hagan un donativo aquí.
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
Si quieres leer nuestras noticias necesitamos tu apoyo.