El dramaturgo y ensayista Pau Guix consiguió abarrotar el Espacio Ronda, en el centro de Madrid, en la presentación en la capital de España de su último libro ‘El hijo de la Africana’ (Ediciones Hildy).
Guix estuvo arropado por Josep Ramon Bosch, ex presidente de Societat Civil Catalana; Augusto Ferrer-Dalmau, uno de los mejores pintores de temática militar del mundo; Sergio Fidalgo, director de elCatalán.es y Joaquín Tamames, empresario.
Bosch, Ferrer-Dalmau y Fidalgo han colaborado con diversos textos en este libro de Guix, que recoge sus artículos publicados entre 2014 y 2017 en los periódicos digitales Crónica Global, Economía Digital y elCatalán.es, así como en katoikos.eu.
Al acto también asistieron el Teniente General retirado Ángel Mazo, el ex presidente de Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane y la presidenta de la agrupación de Societat Civil Catalana en Madrid, Pilar Castellanos. También había una amplia representación de dCIDE.
Guix aseguró que «toda España ha de saber que la mayoría de catalanes nos sentimos españoles». Y denunció que «la escuela catalana es el huevo de la serpiente. Cogen a los niños e intentan romper el vínculo afectivo entre españoles. Les cuentan en las aulas una historia inventada o que el río Ebro nace en tierras lejanas».
También defendió que «el nacionalismo ha perdido la hegemonía moral, porque ha dado un golpe de Estado. Aunque conserven la hegemonía política y mediática se les acabó el poder dar lecciones de nada».
«En Cataluña hemos tenido cuarenta años del denominado Partido Único Catalán, el PUC, cada gobierno era más nacionalista que el anterior».
Joaquín Tamames elogió al autor y a sus colaboradores: «Los escritos de Pau Guix son valientes, coherentes, consecuentes. Junto con los 17 prologuistas Pau forma una brigada de gente valiente, intelectualmente capaz y muy potente, acostumbrada a ir contra corriente».
«Son personas que merecen mi admiración y respeto. Por eso hoy, como pequeño testimonio de solidaridad, estoy con ellos para pedir, una vez más, que se imponga el ‘seny’, que Cataluña vuelva al sentido común y que vuelva a ser, como siempre ha sido, una sociedad vanguardista e integradora y no una sociedad retrógrada que excluye al que piensa diferente».
Josep Ramon Bosch también elogió al autor, y quiso poner el acento como el significarse como no nacionalista «en zonas predominantemente catalanohablantes significa ser señalado».
«Y es que esa mentira creada por los nacionalistas del ‘España nos roba’ ha calado en esas zonas de una manera muy potente». A título de curiosidad contó como en la población en la que reside, Santpedor, en la Cataluña central, «hay dos personajes famosos. El ‘timbaler del Bruc’ y Pep Guardiola».
Augusto Ferrer-Dalmau recomendó la lectura de esta obra «al ser un libro imprescindible no solo para los catalanes, sino para todos los españoles» y ofreció como solución «al nacionalismo catalán el fomentar el patriotismo español».
«Lo que tenemos en Cataluña no es una lucha entre catalanes y españoles, sino entre españoles». Y refiriéndose al título del libro aseguró que «todos somos como el hijo de la Africana, no hay españoles puros».
Guix explicó el por qué del título: “Mi madre es de la región de Murcia y mi padre era de Vic, catalán de pura cepa. Al casarse, cuatro años antes que yo naciera, el resto de los familiares de mi padre llamaban a mi madre ‘la africana’ por ser de Cartagena, Al final del libro hay dos artículos de ella, como homenaje a todo lo que ha vivido y lo que representa”.
Fidalgo aseguró que «todos los ponentes son valientes defensores de la catalanidad de España y la españolidad de Cataluña, y de España como un Estado democrático de derecho en el que se ha de respetar las leyes».
Este libro contiene prólogos de Antonio Robles, Augusto Ferrer-Dalmau, Dolça Catalunya, Dolores Agenjo, Félix Ovejero, Joan Ferran, José Rosiñol, Josep Ramon Bosch, Juan Arza, Manel Manchón, Miquel Escudero, Miquel Porta Perales, Miriam Tey, Pablo Planas, Ramón de España, Sergio Sanz, Teresa Freixes y Sergio Fidalgo. La portada del libro es una ilustración cedida por el pintor Augusto Ferrer-Dalmau y finaliza con dos artículos de la madre de Pau Guix.
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