Pablo Hasél se ha venido arriba alentado por la violencia que sus amigos han demostrado en varias ciudades españolas, con especial énfasis en Cataluña.
Lejos de pedir calma y serenidad a sus ‘amigos’, el preso se ha venido arriba y ha elaborado desde prisión un poema donde justifica la violencia que hemos visto en las calles españolas:
Arden las calles porque antes nos quemaron,
arden soñando con reducir a cenizas
los lujosos despachos donde arruinan tantas vidas.
Llueven piedras si impusieron un cielo negro,
arden las barricadas iluminando un futuro
sin que nos roben hasta el futuro,
arden calentando esta fría celda.
Arden las calles porque las tristes lágrimas
se cansaron de no ser furiosa gasolina,
porque la fiesta de su falsa democracia
es el funeral de nuestro bienestar
incinerados en la hoguera de su inquisición
por contar la verdad en el reino de la mentira.
Arden buscando la chispa que prenda todo
lo que atenta contra nuestra dignidad
y se llevan las manos a la cabeza
los hipócritas que apoyan las causas
que provocan llamas de desesperación
importándoles más los contenedores
que quien come de estos y los trabajos basura.
Arden las calles quemando esta soledad
he interrumpiendo la violenta calma
de quienes nos declararon la guerra
por pelear por la paz verdadera
que busca en el fuego la organización
que no lo apague.
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