La eurodiputada de ALDE Maite Pagazaurtundua Ruíz recibió el pasado viernes el XXIV Premio a la Tolerancia en un ambiente cálido y acogedor ante casi dos centenares de personas.
Abrió el acto el presidente de la entidad anfitriona, Asociación por la Tolerancia, Eduardo López-Dóriga, quien se refirió a la trayectoria personal de la premiada desde su introducción en la vida pública, el execrable asesinato de su hermano por la banda terrorista ETA, su participación en la creación de ¡Basta Ya!, su exitosa etapa al frente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, hasta su activa presencia actual en el Europarlamento.
Resumió las principales acciones de la Asociación a lo largo del año transcurrido desde la entrega del XXIII Premio a Ana Moreno, y se refirió a los acontecimientos políticos más destacados ocurridos en este intenso período, dominado por la omnipresencia del “procés” y la resistencia frente al mismo. A
provechó la iniciativa de la Asociación para invitar a autoidentificarse ante la Policía Autonómica y la presencia del polígrafo Arcadi Espada, quien públicamente se había comprometido con los quitalazos, para agradecer la labor de las brigadas de voluntarios dedicadas a limpiar las calles de ciudades y pueblos de Cataluña de los símbolos partidistas que rompen la exigible neutralidad de las instituciones públicas.
Después de hacer una relación de un buen número de ellas y de las personas que de forma voluntaria y anónima se suman a esta tarea, expresó el agradecimiento de la Asociación y les rindió homenaje en las personas del propio Arcadi Espada, de Juan Ribas, la primera persona llevada ante el juez por arrancar una estelada, y de Pilar Barriendos, portavoz de algunos de los grupos mencionados. El público rompió en un cerrado aplauso. Leyó, por último, mensajes de personalidades como Joseba Arregi, Félix de Azúa, Xavier Pericay y Fernando Savater que, no habiendo podido asistir, expresaban su cariño y admiración por la premiada
A continuación, habló Antonio Roig, quien, en nombre propio y de los otros socios de la Asociación por la Tolerancia, hizo un encendido y emotivo elogio de la personalidad y la obra de la premiada invitando a los asistentes a retener y tomar para sí los valores que el jurado le había atribuido, junto con otros de carácter menos sonoro, pero no menos necesarios.
Después intervino Arcadi Espada, quien alabó a la asociación anfitriona y su querencia por los valores “antiguos”. Afirmó que estábamos ante una de esas raras ocasiones en que la elección honra tanto al jurado como a la elegida. Se refirió a la equivocidad del concepto de la tolerancia para establecer que Maite Pagaza lo representaba en grado sumo en la medida que, como casi todas las otras víctimas del terrorismo etarra, nunca respondió con la violencia a la violencia ejercida contra ella y su familia. Al mismo tiempo, señaló cómo el esforzado trabajo de Maite representa la extrema intolerancia frente a la muerte y el olvido.
Maite Pagaza alabó el sentido del humor que había salpicado la presentación, segura de que es una de las cosas que no aguanta el nacionalismo, y, sumándose al tono, empezó exponiendo dos ideas que tenía interés en soltar cuanto antes para que quedaran dichas “por si me partiera un rayo”: que estaba contenta de tener tan buenos amigos como los presentes y que estaba con el Rey.
Agradeció el premio en el mismo sentido que había señalado Arcadi Espada, por venir de una asociación que, desde sólidos valores, había sido pionera y constante en dar respuesta argumentada al nacionalismo, compuesta por gente con principios que siempre mostró su solidaridad con las víctimas. En ese terreno elogió la labor de COVITE y de su presidente, Consuelo Ordoñez, para que no se blanquee la historia del terrorismo de ETA. Destacó el papel y la valentía de las entidades que no se arrugan frente a la muerte civil a la que condena el nacionalismo a los discrepantes y con la que es tan difícil llevar el día a día. Recordó la emoción y la esperanza que le produjo la manifestación del 8 de octubre de 2017; esa asistencia masiva de gente dispuesta a defender España y su democracia. Y terminó afirmando que en Cataluña se está librando una batalla decisiva para los españoles en su conjunto.
Su intervención fue seguida con una cálida, intensa y prolongada ovación. A continuación hubo una cena, al término de la cual hubo una animada batería de preguntas. Maite se creció en las respuestas y, como pueden suponer, los nacionalismos vasco y catalán resultaron muy mal parados.
Después de ello, Eduardo López-Dóriga puso fin a la jornada, agradeciendo a Maite su cercanía y a los presentes su asistencia y su calor. Terminó recordando una de las frases con las que Maite cerraba su intervención: “El orden de los factores sí altera el producto, no se puede hablar antes de cumplir la Ley. Esta batalla contra el nacionalismo hay que ganarla, no puede quedar en empate, porque el empate nos lleva de nuevo a las posiciones de partida”.
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