El independentismo más radical está mostrando su peor cara en los últimos meses. Y en el epicentro de toda su inquina casi siempre se encuentra la lengua.
El catalán es un idioma cada vez menos utilizado por los catalanes. Las imposiciones que han llevado a cabo desde los distintos gobiernos de la Generalitat han hecho de este idioma una arma arrojadiza, que lo ha convertido en antipático para muchos catalanes.
La última muestra la tenemos en los insultos que están recibiendo en las redes sociales separatistas los trabajadores de Nissan por el simple hecho de hablar en castellano, que demuestran el nivel de degradación que ha alcanzado el secesionismo radical.
Ni una muestra de solidaridad por lo mal que lo están pasando centenares de familias ante la inseguridad laboral que están atravesando con la marcha de la empresa de Cataluña.
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