
No aceptan la crítica ni la divergencia, sólo quieren la adulación más absoluta a sus tesis independentistas. Cualquier mínima crítica la toman como un ataque a Cataluña, esto es el separatismo.
Y lo esta comprobando en primera persona un hombre que precisamente no es defensor a ultranza de España y su unidad territorial, como es Iñigo Urkullu, presidente autonómico de Euskadi.
Urkullu trató de mediar entre los separatistas y el gobierno de España antes de la DUI que llevó a cabo Puigdemont en el Parlament en el 2017, y hace un par de días El Periódico ha publicado sus apuntes sobre lo que considera que es el mundo independentista catalán.
El presidente vasco subrayó que Puigdemont no tenía ninguna intención de declarar la independencia y definió a Junqueras como «lo peor de la política«.
Pues bien, la lluvia de insultos sobre Urkullu no se ha hecho esperar y ponemos como ejemplo las despectivas expresiones utilizadas por Antonio Baños, ex diputado de la CUP y en la actualidad contertulio político quien ha afirmado que el presidente vasco es un «lameculos» y un «cantamañanas«.
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