Recuerdo aquel verano de 2010 en el que decido emprender la aventura suiza. Ya han pasado unos cuantos años, pero aún está fresco en mi memoria. Después de un largo viaje atravesando toda Francia llegamos a la frontera con Suiza, más concretamente a Ginebra. Allí me empieza a impactar la policía suiza. Nada más verlos, y ver su forma de trabajar, me trasladaba a principios del 2000.
Muchos años han pasado, cuando la policía era respetada por jóvenes y no tan jóvenes. Aquellas intervenciones en las que la policía bajaba del vehículo y existía un respeto inmediato, siempre salvando las excepciones de aquellos que nunca respetaron la autoridad. Eran tiempos donde daba gusto trabajar, con respeto mutuo entre FCSE y ciudadanía. Hoy, que analizo el cambio, me quedo perplejo, triste y pensando en que será de todos esos miembros de los diferentes cuerpos policiales en los años venideros. En poco tiempo se ha perdido todo el respeto a la autoridad.
En cambio, en Suiza la policía continúa manteniendo su status de autoridad. Cuando el guardia baja del coche se le respeta, no se pone en entredicho su autoridad y menos se le intenta agredir. Un amigo español me cuenta como le paran cerca de la frontera y le conducen a un garaje para desmontarle el coche entero, por dentro y por fuera. Mientras tanto, el sentado en una silla sin poder moverse, ni tan siquiera cuando intenta protestar por el trato le dejan hablar. Después de 6 horas en el garaje y montarle el coche de nuevo le dejan ir al comprobar que el coche estaba limpio. Lo contaba y me decía; nada que ver con la policía en España, a estos, ni rechistar.
No sé si fue excesivo o no, lo que es seguro es que existía un respeto hacia la autoridad.
Todo esto nada tiene que ver con las imágenes que he visto en la televisión de España. Cada vez se ven más imágenes de cómo policías son agredidos, como la indefensión cada día crece más, como las autoridades de turno privan de material antidisturbios en las manifestaciones, dejando a las unidades de intervención a pies de los caballos. Existen muchísimos casos en los que se ve que se está perdiendo el control de la calle, los agentes de la autoridad cada día tienen más miedo de intervenir, como la población ayuda muy poco increpando al guardia.
A día de hoy, intervenir en la calle es cada vez es más arriesgado, nadie vela por la integridad del que da seguridad en las calles. Si esto sigue por el mismo camino la inseguridad aumentará y habrá ganadores, aquellos que delinquen porque camparán a sus anchas, y perdedores, que seremos el resto.
Enrique Almaraz es delegado en Suiza de la asociación Politeia
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