Como coincidiremos la mayoría, este es un término clave que da sentido y justifica muchas de las cosas que vamos haciendo a lo largo de nuestra vida.
Actuar con dicho término como directriz nos permite alimentar expectativas de futuro, poniéndonos como horizonte u objetivo retos que serían inalcanzables en el caso de que faltase dicho vocablo en nuestras acciones.
En este sentido puedo significarme, sin trabas ni condicionantes, personalmente alineado con la expectativa ilusionante que supone la existencia de una candidatura como la de mi amigo Josep Bou, alcaldable de la ciudad que me vio nacer.
No es ningún secreto, porque muchos nos habréis visto, que en condición de representante de Espanya i Catalans he coincidido en numerosas ocasiones con el que fuera presidente de Empresaris de Catalunya, compartiendo el mismo escenario, en la misma fecha y con un mismo mensaje.
Son muchas las reuniones y los actos en los que, con el pretexto de movilizar a la sociedad catalana constitucionalista, deseosa de pisar calle para reivindicar, alto, claro y sin complejos la españolidad de nuestra tierra, hemos coincidido y hemos unido fuerzas.
Poniendo siempre por delante la irrenunciable transversalidad ideológica de la entidad que represento, puede contar con nosotros para lo que sea menester. Algo que hago extensivo a todas aquellas candidaturas que tengan como foco sacar del poder municipal al enemigo separatista y contacten con nosotros para colaborar en ese objetivo.
En el caso de la oferta con Bou a la cabeza, debo manifestar que el hecho de abanderar una propuesta política en la que las siglas de su candidatura son subsidiarias de un proyecto aglutinador, brindando voz municipal y posible presencia a la sociedad civil que representamos, es gratificante y esperanzador.
Contar con representantes que actúen de forma independiente, pero con absoluta sintonía con nuestros objetivos, abre un escenario a futuro que, al menos, para los que estamos implicados en este mundillo del asociacionismo constitucionalista, nos genera confianza y optimismo al pensar que, por fin, puede gobernarse la ciudad pensando en todos los barceloneses.
Su candidatura, al igual que todas aquellas que apuesten por Barcelona, por Cataluña y por España, sean ya conocidas o estén en ciernes, son nuestra esperanza. El objetivo en todo momento debe ser, sin renunciar ni vetar a nadie, sacar definitivamente al independentismo, camuflado o sincero, del poder municipal de la capital catalana. Ese es el gran reto. Y, al no existir un frente común que políticamente aglutine a los numerosos líderes sociales que ya van poniendo cara a las listas, esperamos que, a la postre, la suma permita evitar más años de retroceso y vergüenza.
Os anticipo que, aunque se cuenta y mucho con nosotros, Espanya i Catalans no participará de ninguna lista electoral municipal, en defensa de nuestra vocación patriótica desalineada de una u otra candidatura. Pero todos saben que estaremos presentes siempre que se nos solicite nuestra energía en defensa de España y del sentir español de los barceloneses y catalanes.
Por Javier Megino
[libro]
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
Si quieres leer nuestras noticias necesitamos tu apoyo.