El pasado 9 de agosto pasará a la historia como un día gris en la democracia de nuestro país. El prófugo Carles Puigdemont se burló, una vez más, de los Mossos, dio un discurso ante decenas de cámaras de televisión y volvió a huir a su casoplón de Waterloo.
Después de que Puigdemont se esfumara como por obra de magia, la policía catalana puso en marcha una ‘operación jaula’ para incordiar a miles de ciudadanos que se vieron atrapados en colas kilométricas por todo el territorio catalán, un día para olvidar. Una burla más del fugitivo.
Este lunes, ‘La Vanguardia’ informa que la patronal Foment del Treball, presidida por Josep Sánchez Llibre tenía listo un comunicado para pedir la libertad inmediata de Puigdemont. Resulta surrealista que una entidad que debería preocuparse de fomentar el trabajo y el dinamismo empresarial perdiera el tiempo en redactar una misiva que se quedaría en el cajón. Parece que no conocen la cobardía del expresidente de la Generalitat.
“Desde el respeto al Tribunal Supremo, como órgano jurisdiccional superior salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales, Foment del Treball considera que aquel se equivoca al no aplicar plenamente la Ley Orgánica de Amnistía, y muy especialmente al no aplicarla al Molt Honorable Carles Puigdemont. Y confía que, apreciada la voluntad de Carles Puigdemont de regresar a España y, por consiguiente, ponerse a disposición de ese Tribunal, sea puesto en libertad de forma inmediata. Lo que redundará en favor de la normalidad institucional de Cataluña y de toda España. En todo caso, Foment del Treball considera que las vicisitudes que rodean el regreso de Carles Puigdemont no deben alterar ni interrumpir el continuo y regular funcionamiento de las instituciones catalanas ni, por tanto, el proceso de dotar a la Generalitat de Catalunya de un nuevo presidente con el apoyo parlamentario estatutariamente previsto”.
Este es el escrito que tenían preparado en Foment del Treball para lanzarlo en cuanto se hubiera llevado a cabo la detención del prófugo. No se produjo tal cosa y la entidad que preside Sánchez Llibre, siempre muy favorable a los postulados del poder reinante, se la tuvieron que comer con patatas.
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