No, esto no va de números. Va de derechos, va de sentencias y va de incumplimientos.
Ayer nos dimos cita una buena cantidad de personas en Barcelona. Bajo el lema “Español, lengua Vehicular” los allí reunidos exigíamos que se cumplan las sentencias de los distintos tribunales españoles que confirman, una y otra vez, que los alumnos catalanes deben tener al menos un mísero 25 % de las clases en español. Por ejercer su derecho, diversas familias han sido acosadas, insultadas y amenazadas de un forma que avergonzaría a cualquier persona con un poquito de sentido común y de corazón.
Sin embargo, en buena parte de la sociedad catalana el sentido común no existe y en sus corazones sólo albergan odio. Un odio feroz, salvaje, que manifiestan en cuanto tienen la oportunidad, no sólo parapetados tras inciertos avatares sino también, con nombres y apellidos.
Estas personas, haciendo gala de una hispanofobia atroz, salieron en tromba a insultarnos a todos los que estuvimos en la manifestación lanzando un mensaje muy claro: Sois cuatro gatos, no representáis a nada ni a nadie, sois irrelevantes y no merecéis estar en la calle. Ojito si lo volvéis a hacer, porque iremos a por vosotros. Ojito si vais a la justicia para exigir vuestro derecho a tener clases en español, porque os haremos la vida tan difícil que tendréis que renunciar o marcharos fuera de Cataluña. Ojito porque no os vamos a consentir que os creáis ciudadanos catalanes de pleno derecho, porque no lo sois, sólo los monolingües en catalán son aceptados en esta tierra.
Pero la realidad es que cuando se trata de cumplir la ley, de acatar las sentencias o de exigir que no se vulneren derechos reconocidos, da igual que lo pida uno, que lo pidan cien, o que lo pidan cien mil.
Así que déjenme que les lance un mensaje: Nos pueden insultar llamándonos ñordos, nazis, inadaptados, colonos o cualquier otra lindeza. No se dejen amedrentar. Estamos donde debemos estar, haciendo lo que corresponde a una ciudadanía cívica y sensata. Y cuando les digan que sólo somos cuatro gatos, recuerden a los cuatro gatos de Basta Ya, a los cuatro gatos de Foro Ermua o a los cuatro gatos negros que reivindicaron su derecho a una escuela no segregada tal y como les reconoció la Corte de Suprema de los EEUU.
No lo duden. Da igual si somos cuatro gatos o cuatrocientos mil. Porque esto no va de números. Va de derechos, de sentencias y de incumplimiento de las mismas. Se lo dice una gata satisfecha de estar en el lado correcto.
Ángeles Ribes es regidora no adscrita en el Ayuntamiento de Lérida
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