La sequía es la mejor prueba que Esquerra no es un partido de gobierno. Aunque estos últimos días ha llovido, Aragonès ha demostrado que fuera del victimismo habitual del «España nos roba» sus dirigentes son incapaces de hacer nada más. La parálisis que ha demostrado la Generalitat en la última legislatura sitúa a Aragonès al patético nivel que alcanzó Quim Torra.
La política hídrica catalana es inexistente porque no hay valentía política para adoptar decisiones impopulares, ni trasvases, ni construcción de nuevas instalaciones o enfrentarse a los lobbies que claman por el decrecimiento económico. Es la mejor prueba del por qué Cataluña es, cada día que pasa, una región que pierde oportunidades por la impresentable casta política que la gobierna.
La consecuencia de no saber gobernar, y dedicarse en exclusiva a defender el “ho tornarem a fer” motiva que Cataluña no tenga una política hídrica que merezca tal nombre, o educativa, o industrial. Y por esta misma razón no hay una política de seguridad adecuada y la delincuencia ha convertido a Cataluña en una comunidad autónoma en el que el delito campa a sus anchas.
El PSC, monaguillo de Esquerra
La suerte que tiene ERC es que Pedro Sánchez ha puesto al PSC a su servicio, y Salvador Illa aprueba los presupuestos de la Generalitat a cambio de su apoyo en el Congreso. Aragonès ha incumplido todos los acuerdos a los que llegó con los socialistas para aprobar los presupuestos del 2023: ampliación del aeropuerto de El Prat, Hard Rock y construcción del cuarto cinturón.
Esquerra paraliza Cataluña
Cataluña sigue paralizada ante la inacción gubernamental de una Generalitat más preocupada en la ‘construcción nacional’ que en solucionar los problemas reales de catalanes. De ahí que Alejandro Fernández, presidente del Partido Popular de Cataluña, haya recogido varios elogios de separatistas por denunciar la «cultura del no» que se ha instalado en el Govern, y que impide el desarrollo económico de esta comunidad autónoma.
Alejandro Fernández, ha puesto en su sitio a los antisistema de la CUP, y de paso ha dejado en evidencia a los otros partidos secesionistas, que están hundiendo Cataluña en la más absoluta miseria. La política del “no” se ha instalado en el Parlament, y resulta desesperante comprobar como la comunidad autónoma catalana deja pasar oportunidades que serían tremendamente beneficiosas para el conjunto de los ciudadanos. Todo por una clase política incapaz de atraer el talento y de ver más allá del proceso independentista.
Alejandro Fernández ha dejado en evidencia a los antisistema, lamentando que tanto Junts como Esquerra hayan tomado el mismo camino del “no” a todo, algo que lastra de forma muy evidente el avance económico de la comunidad autónoma catalana. El líder de los populares catalanes ha preguntado a Aragonès por los proyectos del Hard Rock, Cuarto Cinturón o la ampliación del aeropuerto de el Prat. El silencio ha sido la respuesta del presidente. Incluso varios separatistas han felicitado al líder de los populares catalanes por su intervención en sede parlamentaria.
La amnistía servirá para que el separatismo no reflexione, y seguirá instalado en el ‘Ho tornarem a fer’ y en la agitación permanente, dado que el apoyo incondicional de los socialistas catalanes hace muy difícil construir una alternativa de gobierno al independentismo. Por mucho que la oposición a Sánchez, con razón, critique la amnistía, esta garantiza la impunidad del independentismo.
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