El ex delegado del Gobierno de España en Cataluña, y actual secretario general de Acción Exterior de la Junta de Andalucía, Enric Millo, ha recibido graves amenazas de radicales secesionistas, sobre todo en redes sociales, pero también físicamente en la calle, con motivo de su confinamiento en la localidad tarraconense de Calafell.
El ex delegado del Gobierno se encontraba el pasado fin de semana en su primera residencia de Calafell junto a su esposa, que debe seguir un complejo tratamiento médico que la obliga a permanecer allí, cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, y desde entonces organiza y dirige las tareas de su equipo de acción exterior de la Junta mediante teletrabajo.
Millo, que acaba de publicar ‘El derecho a saber la verdad’ (Ed. Península) sobre los años más duros del proceso secesionista, donde desvela información no conocida hasta ahora en relación a los protagonistas del “procés”, y pone al descubierto las mentiras del relato oficialista imperante en Cataluña. Reconoce en declaraciones a elCatalán.es que no ha dejado de recibir insultos y amenazas desde que dejó su cargo hace casi dos años , pero que “el grado de intolerancia y agresividad contra mi persona ha aumentado mucho desde la aparición de mi libro , es evidente que les ha molestado mucho porque no toleran que se descubra la verdad”.
Asegura que “la campaña de odio en las redes sociales contra mi persona no es espontánea, está orquestada y teledirigida políticamente“.
De hecho, la enésima cacería secesionista contra Millo ha tenido como protagonista a una de las tuiteras independentistas más activas, Cristina de Haro, conocida como Cristina Gallifantes y fiel seguidora de Carles Puigdemont. Desveló dónde reside Millo y se difundió rápidamente la noticia, con cerca de cuatro mil retuits.
En los últimos días han abundado los mensajes sobre el confinamiento de Enric Millo y su esposa en Calafell, algunos de ellos con graves insultos.
Otros tuiteros radicales incitan a los Mossos d’Esquadra a “darle una buena colleja” a Enric Millo, animan a los secesionistas a atacarle verbalmente en la calle mientras les quede saliva, o le apuntan directamente como candidato a la guillotina , como es el caso de Xavi Urenya2
Millo reconoce que “cuando voy al mercado a comprar alimentos para mi familia o voy a la farmacia a por los medicamentos que necesita mi esposa a diario, no hay ni un solo día que no me encuentre algún fanático que me proyecta el odio que llevan dentro con insultos en voz baja, frases amenazadoras o gritos en mitad de la calle, esa es su manera natural de comportarse, ese es su estilo de respeto a los que no pensamos igual, esa es la democracia en la que creen”.
Y argumenta que “no me perdonan el fracaso del procés, necesitan un culpable y me atribuyen a mi su derrota, se niegan a aceptar que es Puigdemont quién les engañó“.
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