No nos hagamos ilusiones. En los últimos días el aparato de propaganda separatista está tocando a rebato, y en la manifestación de la Diada serán muchos. No tantos como en otras ediciones de la tradicional parada secesionista, pero no será el fracaso que hace unas semanas se auguraba.
Pero da igual. Sean cien, doscientos o trescientos mil, sus voceros dirán que son dos millones. Así que mantendrán el ‘prietas las filas’ propio de los regímenes totalitarios, que es lo que aspiran a construir.
Lo que está claro es que por muchos que sean, no serán la mayoría social de los catalanes. Y aunque lo fueran, las leyes democráticas que amparan a todos los ciudadanos no pueden ser violadas para reducir a millones de catalanes a la nada, a la condición de catalanes de segunda desprovistos de derechos políticos y sociales.
Les guste o no a los secesionistas España es un país democrático. Y han de aceptar las leyes del Estado de Derecho. El régimen de corte totalitario basado en un orden plebiscitario apoyado por un fuerte aparato de propaganda y el amedrentamiento social a los opositores jamás triunfará.
Pueden manifestarse lo que quieran. Cada día si lo desean. España es un país democrático y garantiza a los secesionistas el derecho a la libertad de expresión. Pero también defiende a los no secesionistas para que sus derechos no sean violados. Por eso, por mucho que grite Torra o gimotee Junqueras, no ganarán. Los españoles no lo permitirán.
Comentario editorial de elCatalán.es.
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