El pasado 30 de enero de 2018 se vivieron escenas de alta violencia en los alrededores del Parlament, donde un grupo numeroso de violentos separatistas trataron de asaltar el la cámara catalana.
En aquella ocasión reclamaban que se pudiera investir presidente de la Generalitat al prófugo Carles Puigdemont. Los Mossos debieron emplearse a fondo para frenar a los radicales.
Pues bien el Govern de Quim Torra se ha plegado ante los radicales y ha decidido retirarse como acusación en el caso de un hombre acusado de desórdenes públicos y atentado en agentes de la autoridad. De este modo queda sólo como acusación la Fiscalía.
La impunidad con la que actúan los radicales independentistas se ve amparada por un Govern que ampara la violencia y que deja vendidos una vez más a los Mossos.
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