
La semana pasada se oficializaba la marcha de Nissan de Cataluña, un tremendo varapalo para la economía catalana que afectaba unas 23.000 personas entre puestos de trabajo directos e indirectos.
La marcha le saldrá muy cara a la compañía nipona, según los cálculos de la misma compañía el coste podría elevarse a cerca de 1.500 millones de euros.
El coste de indemnización para toda la plantilla se llevará aproximadamente el 45% de ese dinero, ya que se estima que los costes de despido a los trabajadores será de unos 600 millones de euros.
La empresa reconoce que le hubiera salido mucho más barato mantener abiertas las fábricas de Cataluña y que tardará entre siete y ocho años en recuperarse del cierre de sus factorías en tierras catalanas.
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