No hay vuelta atrás. O miente Enric Hernández, el director de El Periódico, cuando afirma que la CIA avisó a los Mossos el 25 de mayo que podía producirse un atentado en Las Ramblas, o miente Josep Lluís Trapero, que ha acusado a este periodista de “escribir al dictado” de no se sabe quién y a su medio de intentar “desprestigiar” a la policía autonómica desde que se produjeron los bárbaros acontecimientos del 17 de agosto. Alguien tiene que irse a su casa.
De momento, El Periódico aporta documentos. Y la conselleria de Interior ya ha reconocido que el aviso existió. Eso sí, que era de “baja credibilidad” y que no lo hizo la CIA ni los otros cuerpos de la inteligencia norteamericana que cita El Periódico en su información. Por supuesto, sin decir cuál es la fuente de la Policía. Quieren que tengamos fe en ellos. Mal asunto cuando en cuestiones policiales se fía todo a creer en lo que no se ve.
Hay que ver como evoluciona el caso, pero teniendo en cuenta la tendencia del actual Govern a retorcer la verdad, mal cariz presenta el asunto para Trapero, que se ha jugado al todo o nada el prestigio profesional que le pueda quedar a estas alturas. Los políticos acostumbran a acusar a la prensa de mentir y tratan de desacreditar al mensajero. Es una vieja táctica para eludir responsabilidades. Pero que esta misma táctica la lleve a cabo un policía es mucho más grave.
Trapero, aprovechando el prestigio que da el uniforme policial, no puede acusar a un medio de comunicación de llevar a cabo una campaña de desprestigio del cuerpo de los Mossos desde el momento posterior a los atentados de Barcelona y Cambrils. Al Major de la policía autonómica igual le ha gustado ser un tipo popular para un sector de la población, el secesionista, que ha hecho camisetas con su rostro. Pero es el máximo responsable del cuerpo policial que ha de velar por la seguridad de los catalanes. No es un ‘showman’, es el garante de nuestra tranquilidad.
Y Trapero ha copiado de mala manera a Donald Trump, en mensaje y en formas, a apuntar contra los periodistas para tapar una posible negligencia. El acusar a un medio de tener como objetivo “desprestigiar” a la policía y a su director de “escribir al dictado” es una mala copia del estilo del presidente de Estados Unidos cuando busca desviar la atención. Si Hernández se ha equivocado, en opinión de los Mossos, ahí están los tribunales.
Pero un mando policial no puede acusar, juzgar y sentenciar a un periodista.Trapero lo ha hecho. Si encima se demuestra que ha mentido, tendrá que irse a su casa. Y lo mismo para Enric Hernández si se demuestra que la información era equivocada. En diversos actos he manifestado mi desacuerdo con la línea editorial que ha seguido el director de El Periódico en los últimos años, así que no me asiste ningún corporativismo.
Pero tengo la sensación que hay muchos errores que los Mossos intentan ocultar matando al mensajero, y que El Periódico ha contado lo que sabe, sin otras motivaciones políticas ni de ningún otro tipo. Así que pienso que los mandos de la policía autonómica se han “trumpetizado”. El tiempo dictará quién tiene razón.
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